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"Oscuridad" de Willem
Maris (1875)
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A
mí nunca me ha parecido el otoño una estación triste. Las hojas secas y los
días cada vez más cortos nunca me han hecho pensar en algo que se acaba, sino
más bien en una espera de porvenir. (Patrick
Modiano "En el café de la juventud perdida")
Ahora sí, sin una transición que facilite
cualquier adaptación medianamente armónica a la fragilidad humana que nos impregna,
parece que el otoño ha llegado. Lo esperábamos desde el 22 de septiembre, pero
este año se ha hecho esperar como una amante caprichosa, deseosa de excitar a
su caro seducido. Pero algo ha fallado. Lluvias se anunciaron y cuatro gotas han caído, que para colmo de males, han venido escoltadas por unas ráfagas de viento del
norte, que por estas latitudes barren hasta el poco seso que nos queda, y que está
resecando todavía más, si cabe, estas tierras que no han visto caer fluidos del
cielo desde hace meses y que se abren como una de esas costras con las que
cicatrizaban las heridas que de críos nos hacíamos en las rodillas jugando en
la calle.
Pero no conviene ponerse trascendente, que
bastante alborotado anda gallinero. Quizás sea mejor adentrarse en lo que nos
resta de otoño desde una visión más intimista, intentando apaciguar el alma
para no dejarnos llevar por las continuas trifulcas a las que nos vemos arrastrados.
Ya se sabe que a río revuelto ganancia de pescadores, y aquí, hay poca gente
con aparejos de pesca y demasiada morralla, que al final, será la que pague los
platos rotos. Al tiempo…
Propongo pues, un sencillo paseo fotográfico,
con vistas otoñales tomadas en el Parque Nacional de Ordesa y recopiladas de años
anteriores y aderezarlas con párrafos que algunos poetas nos han legado en versos alusivos
al otoño. Si a esto le añadimos la música de Vivaldi puede que funcione. Así,
que vamos a intentarlo, ¿les parece?
https://www.youtube.com/watch?v=rLJ9Ev41_sk
https://www.youtube.com/watch?v=rLJ9Ev41_sk
Aquí llega el otoño, con su voz de ceniza, desalentando sueños, cubriendo de hojarasca las imágenes rotas que el corazón conoce. Ante mi casa lloran las cañas azotadas por el viento nocturno, y asciende hasta mi cuarto el olor inquietante...
Jon
Juraisti (Cambra
de la Tardor)
Si
fuese muerte verdadera la de este bosque de oro
Sólo
habría dolor
si
un hombre contemplara la caída.
Y
he llorado la pérdida del mundo
al
sentir en hombros, y en las ramas
del
bosque duradero, el
peso de una sola oscuridad.
Francisco
Brines, (Otoño inglés)
Me
siento, a veces, triste
Como
una tarde del otoño viejo
de
saudades sin nombre,
de
penas melancólicas tan lleno...
Mi
pensamiento, entonces,
vaga
junto a las tumbas de los muertos
y
en torno a los cipreses y a los sauces
que,
abatidos, se inclinan... Y me acuerdo
de
historias tristes, sin poesía...
Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.
Manuel
Machado (Melancolía)
No vuelven las mujeres con
las cuales
Cambiabas años de tu soledad
por un fugaz momento de
ternura.
Tan ardiente es la vida en el
otoño,
que en las horas de angustia
no podrás
amar ni a la mujer que ya has
perdido.
Joan Margarit (Edad roja)
Pablo Neruda
20
Poemas de Amor y una Canción Desesperada
Poema
06
Te
recuerdo como eras en el último otoño.
Eras
la boina gris y el corazón en calma.
En
tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y
las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada
a mis brazos como una enredadera,
las
hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera
de estupor en que mi sed ardía.
Dulce
jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento
viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina
gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia
donde emigraban mis profundos anhelos
y
caían mis besos alegres como brasas.
Cielo
desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu
recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más
allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas
secas de otoño giraban en tu alma.