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"Mariposas" de Sarah Paxton Ball Dodson (1891) |
NIÑO TOM
Niño
Tom:
Si
vas al campo,
no
subas por los almendros.
Ni
cojas nidos,
ni
caces pájaros,
ni
mates insectos negros.
¡Ay,
esa flor, esa flor
que
ahora muere entre tus dedos,
sus
novecientas hermanas
la
están echado de menos!
Si
vas al campo,
sé
bueno.
¡Échate
en la hierba,
canta,
estate
quieto!
No
deshagas las casas
de
los insectos
Niño
Tom:
Si
vas al campo
Sé
hombre,
niño
pequeño.
Gloria Fuertes
Siempre
que se acerca el mes de mayo, mi amiga recuerda lo largos que se le hacían los
días, por estas fechas, en el colegio cuando era niña. La necesidad de estar al
aire libre, junto al tedio que le provocaban las interminables y repetitivas
formas de enseñanza, conseguían que su imaginación volase de tal modo, que ella
misma, casi nunca estaba realmente en el cuerpo que ocupaba la plaza de su
pupitre. “Estás en la higuera”, o ¿qué, en las musarañas de nuevo?” era algo
que solía escuchar con bastante asiduidad.
Hoy
la pedagogía ha cambiado, también los libros de texto, incluso los espacios en
los que se estudia, pero ella sigue echando en falta un aprendizaje que
mantenga al alumno más en contacto con la vida real, con el mundo. Demasiada
letra y poca experiencia, suele musitar ahora que comienza a envejecer. Yo le
advierto que comienza a tener manías de vieja, pero ella me recrimina entonces,
que, sobre todo con los niños pequeños, habría que aprovechar más esa etapa en
la que la curiosidad les hace capaces de superar casi cualquier obstáculo.
He
encontrado cuadros clásicos que demuestran el vínculo entre la naturaleza y los
niños, y también su curiosidad.
Es
imposible olvidar, a todos esos niños y niñas que en el medio rural,
aprendieron a convivir con la naturaleza de forma ineludible. La pobreza les
obligaba a trabajar codo a codo con el resto de sus familiares, o a integrarse
como criados en casas de condiciones socio-económicas mejores que las propias.
Éstos aprendían pronto todo un saber muy preciado sí, pero a cambio de
permanecer en el pozo del analfabetismo el resto de sus días.
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"Trabajo de invierno" de George Clausen (1883-1884) |
En
el cuadro de arriba vemos a una niña ayudando a recoger verduras en invierno, es
fácil pensar, dadas las condiciones de la época, que este aprendizaje le
sirviese además para perpetuar su trabajo, integrándolo en lo que sería todo su
periplo vital.
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"Un día de celebración" de Fanny Brate (1902) |
Nada
que ver con estas "pequeñas damas", que también van aprendiendo lo
que constituirá parte de sus obligaciones futuras, pero que no deja de ser algo
tranquilo, y delicado. Adornar con flores la mesa y traer unos dulces para una
celebración... estas niñas en cambio sí que sabrán leer y escribir, incluso
probablemente aprenderán a tocar algún instrumento musical, como por ejemplo el
piano.
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"La lección de dictado" de Demetrio Cosola (1891) |
Otros
como los que vemos irían a escuelas como ésta, en la que una maestra, muy
seria, se esfuerza porque sus alumnos aprendan las primeras lecturas, la escritura,
algo de matemáticas y geografía etc..., mientras, ella seguramente, duplicaría
su esfuerzo al tener que mantener una imagen muy digna ante las autoridades del lugar,
los padres y sobre todo sus discípulos.
Sin
embargo, en el cuadro de abajo, vemos a una mujer en una mesa camilla con un
niño. Se iluminan con una lámpara, pero no parece que esté enseñándole. Si os
fijáis, más bien da la impresión, de que ella esté trabajando y mientras la criatura se
entretiene, de tal modo que al tenerle cerca, ella puede controlarla. ¿Será una
nuestra mujer ocupada una maestra corrigiendo los trabajos de sus alumnos o preparando
sus clases...?
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"Lámpara" de Peleg Franklin Brownell (1892) |
He
dejado para el final las escenas más amables. Vemos ahora a unos jovencitos
sentados, uno de ellos intenta darle un beso a la chica, pero ella no parece
tenerlo muy claro. No llevan abrigos. Está claro, es primavera, y las primeras piruetas
amorosas se dejan notar...
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"No en él" de John George Brown (1894) |
Pero
volviendo a la infancia y su curiosidad, se muestran de formas diversas.
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"Niña en un campo de cebada" de Marie Amada Lucas-Robiquet (1858-1959) |
Me
encanta esta niña sentada, el cereal está alto, es verano y a ella le han cubierto
la cabeza, para evitar que la fuerza del sol, le queme. La pequeñaja está entretenida
y relajada, ha hecho un ramillete de flores silvestres y lo sujeta con ternura
entre sus manos.
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"Tesoros de la infancia" de Marianne Stokes (1866) |
¿Y
qué me decís de estos otros? La perra ha parido y ellos están embobados
contemplando la camada. Una forma, secular de descubrir el sexualidad y el comienzo de la
vida, ha sido la cercanía de los niños con los animales, sobre todo en el medio rural. Observad la ternura con la que la mayor coge al cachorrillo y la mirada de
la niña pequeña, ¿se puede disfrutar más?
Pero
los que de verdad me han fascinado son la cuadrilla de pequeños
investigadores, que aparecen abajo. Fijaos con qué atención observan su objetivo. No cabe duda,
están ante lo que para ellos supone un auténtico descubrimiento. ¿Habrá germinado alguna semilla? ¿Se tratará de algún bichejo? Me trae
recuerdos infantiles, ir a coger renacuajos, algún escarabajo, jugar con
lagartijas…
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"Los pequeños naturalistas" de José Jiménez Aranda (1893) |
Por todo esto recuerdo con cariño a los maestros que iniciaron a los niños en las salidas a la naturaleza, aquellos que comprendieron que era necesario romper las barreras del aula, experimentar. Muchos habréis visto la película “La lengua de las mariposas”. Con maestros como ese Don Gregorio, interpretado por Fernando Fernán Gómez, y con las iniciativas pedagógicas que alentaron los cambios como La Institución Libre de Enseñanza en Madrid, Las Escuelas del Ave María en Granada, y La Escuela Moderna de Barcelona, por ejemplo, siento que tengo una deuda pendiente.
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