"En la playa de Bournemouuth" de Henry SacttTuke, 1882 |
SOLEDADES
LXXVIII
Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,
la voz que fue a tu corazón, la mano
que tú querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo?
¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
la vida vieja en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?
Antonio Machado
Vivo durante los últimos días otra contradicción personal. El hecho, por lo demás no me resulta ajeno. Nunca
he sido persona aferrada a verdades, que a su vez no me condujeran a otras
tantas dudas, de tal modo, que esta situación al resultarme familiar, no me atemoriza en
absoluto.
Sin embargo, lo que ya empieza
a darme mala espina, es el hecho de forma continua y habitual, mi pensamiento
nada ya contra corriente. ¿Será la edad? Me explicaré con un ejemplo.
A menudo, psicólogos, sin duda
bienintencionados, y todas esas corrientes de autoayuda que tan de moda están,
sugieren una idea que ha calado profundamente en nuestras mentes. La tal quimera,
no es otra, que la de sostener que uno se mantiene joven mientras su espíritu o
mente así lo están. Y esto se va trasmitiendo entre las gentes, de unos a
otros, como antaño, se escuchaba en España aquello de “Ave María”, para que de
inmediato, se contestase “sin pecado concebida”.
"Calma" de Giorgio Belloni, 1913 |
Tengo los suficientes años, 61,
por más señas, como para conocer y haber conocido a lo largo de mi vida a
muchos viejos. He disfrutado de una vida muy activa y como me ha tocado
trabajar bastante, también he procurado divertirme todo lo posible. En fin, que
he vivido.
Pero desde hace unos pocos
años, la visión del microcosmos que me rodea está haciendo que tome conciencia
de que esto ya no es lo que era. Podrán decir lo que quieran, pero una no se
mantiene joven sólo porque se le antoje, o porque se entrene.
No, una, que conoce su cuerpo y
medianamente como rige su cabeza, sabe que además de pesar las enfermedades,
los años van trazando sobre nosotros, unas huellas imborrables. Es, como si
sobre una tierra virgen, fuesen surgiendo volcanes, terremotos, huracanes,
tiempos de calma chica… en fin, al cabo del tiempo, intente usted cultivarla
para que rinda una buena cosecha como , que ya verá el resultado. Además, a medida
que pasan los años, las neuronas se regeneran en menor cantidad. Y que conste que esto no es un lamento. Es
únicamente la constatación de una realidad. Puro pragmatismo
Por otra parte, una languidece, y se apaga también,
porque cada vez le acecha más la muerte de amigos próximos, y siente que con
cada funesta ocasión, la vida propia sufre y se va desgastando dolorosamente.
Tampoco cabe llamarse a engaño,
conozco personas que estudiaron conmigo, y siempre he afirmado que fueron
viejas desde antes de hacer la primera comunión, Y me reafirmo en lo escrito. No,
no estoy hablando de ningún tipo de progeria. Eran niñas, serias hasta el
aburrimiento, dóciles cuan ovejas y que para colmo, vestían como señoras mayores
pero en pequeño. Y así han seguido toda su vida…
"Pradera en llamas" de Paul Klein , 1849 |
Me enfrento pues a la vejez y
sobre todo a la muerte con desazón, más no por la mía, a la que no temo en absoluto,
sino por el sufrimiento que me provoca soportar la de las gentes que quiero, y
que de verdad, ya empiezan a ser demasiadas.
Las doctrinas religiosas,
siempre han intentado dar explicación y sentido al dolor y a la muerte,
antiguamente, en cambio, los mitos, se limitaban a exponerlos, sin darles
un sentido profundo. Cada cual se aferra a lo que puede o quiere para vivir, y
salir de este viaje.
Mi conclusión es que aquí y
ahora, vivimos demasiado tiempo. Es obvio, que la muerte forma parte de la vida
de manera inexorable, no obstante, a veces tiene la osadía de presentarse de
una forma tan brutal y sorpresiva que cuesta demasiado digerirla.
En cuanto a la vejez que se
dejen de moñeces. Cada uno envejece como es, como ha vivido, un vago nunca envejecerá
de forma amable y servicial. El antipático, jamás será un viejecito amable. Una
persona que lo único que ha hecho ha sido trabajar (¿?) y ver la televisión,
nunca tendrá una vejez con activa…por muchos talleres, con los que pretendan
hacerle envolver el tedioso paso de los días. Y el que ha sido capaz de reírse de si mismo, probablemente será un viejete simpático.
La vida es movimiento, bastante
se deteriora nuestra parte física como para dejarnos adocenar las cabezas, pero
en fin… uno elije, en el mejor de los casos, como vive, lo que ya no está
tan claro es que se pueda escoger, el cómo y en qué momento morir.
Yo por si acaso, a pesar de que siempre tengo mi crucecita, llevo también en mi bolsillo dos monedas, no sea cosa que me pille desprevenida el encuentro con el barquero...
"El paso de la laguna Estigia", Patinir, 1520-1524 |
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