TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

lunes, 26 de septiembre de 2016

DOLOR, MÚSICA,Y SENTIMIENTOS: EL GRAN BEETHOVEN




Retrato realizado por Joseph Karl Stieler en 1820.

Por aquello de que la música amansa el espíritu, estaba ayer, escuchando música clásica que evocase a este tibio mes de septiembre. Gozaba oyendo la  Sonata para violín nº 5 en fa mayor, Opus 24, de Beethoven. La publicó en 1801 y se la dedicó al conde Moritz von Fries. Os dejo aquí el enlace por si os apetece escucharla, dura casi media hora, pero es un verdadero regalo: https://www.yotube.com/watch?v= x4YR0IXlny8 Siempre me ha fascinado la música de Beethoven. Ludwig van Beethoven, el gran músico alemán,  nació el 16 de diciembre de 1770 en Bonn. Fue a su padre, que era director de orquesta, a quién se le metió en la cabeza que estudiase música, y se lo impuso desde que era un niño, porque captó las aptitudes que tenía. A los siete años tuvo su primera actuación en público, a los 12 años, publicó su primera composición, y ya estaba como asistente de Christian Gottlob Neefe, quíen a su vez, era desde 1782 organista de la corte del príncipe elector Maximiliano Federico von Königsegg-Rothenfels, arzobispo de Colonia, y Münster. Con él aprendió mucho. Pero el pequeño Ludwig no era feliz. Era tal la presión que su padre ejercía sobre él, que el niño sentía que no tenía infancia. Además su padre, estaba alcoholizado y su madre padecía tuberculosis. Indudablemente, no tuvo una infancia que pudiera ser calificada como dichosa.

Pero lo que me interesa aquí, no es tanto exaltar su semblanza biográfica, sino más  bien, resaltar como, una persona que llegó a sufrir tanto como Ludwig van Beethoven, consiguió dejar tan extraordinario legado musical, no sóloo su precocidad, ni su virtuosismo, sino por la belleza y el sentimiento que expresa su obra.

Y es que una vez más se demuestra que el dolor y el sufrimiento, pueden despertar los estímulos de la sensibilidad más profunda del ser humano, siempre y cuando, éste, tenga las aptitudes y la decisión de querer desarrollarlas más allá, si cabe, de sus propias fuerzas.


Casa natal de Beethoven en Bonn

En 1787, Beethoven se fue a estudiar a Viena, gracias a que el conde Ferdinand von Waldstein, absolutamente convencido de su valía, se convirtió en su benefactor, porque para entonces, su padre, a causa del alcoholismo, ya había perdido su trabajo. Pero, enseguida, su madre cayó enferma, y tuvo que regresar a Bonn. Cuando ella murió, en noviembre de 1792, él, regresó a Viena para estudiar con Joseph Haydn. Mientras estudiaba, vivía y mantenía a sus hermanos dando conciertos, enseñando piano y vendiendo sus composiciones, porque para entonces, su padre también había fallecido.

Muy pronto su vida se vio inmersa en varias enfermedades y en las crisis psicológicas que estas que éstas le provocaban. Los síntomas de su conocida sordera comenzaron cuando todavía joven, existen testimonios de cartas a algunos amigos fechadas en 1801 y 1802, en las que ya muestra auténtica angustia por el problema. En ellas destacan frases como éstas:

“…Qué triste es lo que me tocó, debo evitar todas las cosas que me son queridas…”
“…Debes saber que mi facultad más alta, mi oído, se ha visto grandemente deteriorada…”
“...Te suplico que mantengas un profundo secreto acerca del asunto de mi sordera, no lo confíes a nadie, no importa a quien…”


“...Por supuesto que estoy resuelto a elevarme por sobre cualquier obstáculo, pero como será eso posible…?”

Firma de Ludwig van Beethoven

Primero, comenzó a perder la capacidad de oír bien los sonidos agudos, por eso a medida que se quedaba más sordo, aumentaba el uso de las notas bajas y medias. Poco a poco, acabó utilizando una serie de trompetillas, antes de llegar a la sordera total. Parece ser, que “Beethoven podía componer sobre el papel e imaginar las notas, escucharlas en su cabeza”.


Diversos útiles fabricados intentando que Beethoven pudiese oír mejor 




La obra, la personalidad y las enfermedades de Beethoven, han sido muy estudiadas. Investigadores holandeses, aseguran que conforme avanzaba la pérdida de audición, de forma paralela, evolucionaban sus partituras.

Pero además, sufrió toda una serie de problemas físicos serios, hepatitis, cirrosis, inflamaciones intestinales, sífilis, llegando a tener los huesos y los riñones cada vez más débiles… No hay que ser muy listo como para adivinar que muchas de ellas están vinculadas a una vida "bastante libertina, o licenciosa", por expresarlo de una forma delicada. Parece ser, que además del alcohol y su ajetreada vida sexual, tenía un mal genio que lo hacía realmente insoportable. 

A su muerte, achacada a una pulmonía, el posterior análisis de sus cabellos detectó una cantidad de plomo imposible de poder ser tolerada por cualquier persona. Al parecer, esto se debió a que en aquella época, el exceso de mucosidad que provocaba la pulmonía, se trataba con sales de plomo… Falleció el 26 de marzo de 1827 en Viena. Por aquel entonces hacía mucho que ya no podía dirigir en público a causa de su sordera y que se comunicaba con su entorno por medio de un cuaderno.

Partitura dedicada a Antoine von  Brentano

          Pero además tampoco fue afortunado en el terreno amoroso. Parece ser que entre las diversas relaciones que mantuvo, existió una bastante especial, con Antoine von Birkenstock, casada con Franz Brentano, uno de sus amigos, pero que termino en ruptura, y éste hecho lo sumió en una profunda tristeza. También se enamoró de sus primas, las hermanas Josephine y Therese de Brunswick. En 1801, con treinta años, ya completamente sordo, conoció a Giulietta Guicciardi, que tenía 16. A ella le dedicó la bellísima Sonata “Quasi una fantasia” más conocida como “Claro del Luna”.  Pero no termina aquí, hacia 1810 vuelve a enamorarse, esta vez, de Teresa Malfatti, con la que llegó a pensar en  contraer matrimonio, y en 1811 anduvo rondando a la famosa y al parecer, bellísima cantante, Amelia Sebald, que acabaría casándose con un consejero de Estado. Tuvo muchos más amores, pero ninguno llegó a buen fin. Fue rechazado en todas y cada una de las propuestas de matrimonio que realizo. Al parecer, siempre lo intentaba con mujeres que estaban muy por encima de lo que él podía ofrecer económicamente...

Al final murió soltero y sin descendencia humana, y lo expreso así, porque sin embargo, legó para la posteridad a la humanidad, una maravillosa herencia musical que lo ha mantenido vivo hasta la fecha.


Por cierto os pongo al final, otro enlace con You Tube, para quiera disfrutar la Sonata “Claro del Luna”. Está interpretada nada más y mana menos que por Daniel Barenboim, dura 16,49 minutos, a pesar de ser una de las más conocidas, es una verdadera delicia, sobre todo si se la escucha completa.

Plumilla de Beethoven en su lecho de muerte

Tumba de Beethoven en el cementerio de Viena

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