TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

lunes, 7 de noviembre de 2016

TIEMPO DE SILENCIO

"Olga", de A. Rafols Casamada (1923-2009)


“EL OTOÑO SE ACERCA"
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
                                        Ángel González



Con el cambio de hora, ése, al que yo creo que nunca llegaré acostumbrarme, parece como si por fin, de verdad, hubiese comenzado el reinado del el otoño. Y se presenta como un preludio, como un anuncio del invierno.

“Otoño en Glencairn, Moniaive” James Paterson 1887

          
Más allá de la melancolía, tras vivir el desorden, que estas semanas de prolongación climática veraniega han conllevado, la naturaleza regresa a la calma. Y de alguna manera lo mismo le ocurre al ser. El árbol caduco pierde las hojas, todo parece ensuciarse, por fin las últimas moscas parecen habernos abandonado, y pronto, el paisaje retomará la tranquilidad. Del mismo modo, el hombre, en cierta forma, busca su propio orden, volver a su interior más apacible, es el tiempo de las promesas, el de los buenos propósitos. En las largas tardes gobernadas por la oscuridad y la penumbra, el suelo quedará plagado de semillas que germinarán en primavera. También, entre las personas, vuelve a sembrarse en lugares recogidos, la palabra, germen de la vida, gestado entre compañías y conversaciones, en cafés, en bares…, o acaso en las mismas casas.

“Canal en Brujas” Lucien Lévy-Dhurmer 1930

Llegará el invierno, pasará, y en la primavera, renacerá la vida casi de forma explosiva. He encontrado muchos cuadros otoñales, paisajes, diferentes formas de quehaceres... Me han gustado y sobre todo han despertado mi imaginación, por eso los he recogido aquí. Creo que son mucho más expresivos que mis palabras.

“Un camino arbolado en otoño” Hans Anderson Brendekilde (1857-1942)

Los hay que con el fin del verano, tuvieron que cambiar radicalmente de costumbres y ponerse a estudiar, a estas alturas, andarán ya preparando exámenes, como el estudiante que vemos en el, aunque obviamente, no tan formalmente uniformado.

                                                     “Preparación para el examen” Iliá repin (1864)

Pero no todo el mundo lo vivirá del mismo modo. Hay muchas personas, para quienes el paso de las estaciones, apenas supone un leve cambio de ropa, porque su forma de ganarse la vida se lleva acabo en condiciones duras, como es el caso de estos marineros:

                                                  “La vuelta de la pesca” José Gutiérrez Solana (1886-1945)

Y mientras ellos intentan reparar sus aperos y descansar, actrices, como lo fue la gran “Sarah Barnard” se prepararán para salir al escenario o para acudir a alguna fiesta de la que seguramente, serán protagonistas. Ser una buena actriz o un buen actor exige mucho trabajo, pero, que mundos tan distintos, ¿verdad?

“Sarah Barnard” Alfred Stevens (1823-1906)

Otros, en cambio cultivan sus aficiones favoritas, la caza es, en esta estación, una de ellas, aunque a mi, personalmente, siempre me ha producido inquietud sobre todo, porque conlleva el manejo de armas. No obstante, el cuadro es espléndido, claro es un Courbet...

                                     “Cazador a caballo” Gustave Courbet (1864)

Algunos que viven en ciudades lluviosas, y están acostumbrados al clima aprovechan, y  ni siquiera el mal tiempo les impide seguir con sus costumbres o salir a pasear. 

"Día de lluvia",  José Navarro Llorens (1867-1923

Pero otros, más mayores, o que sencillamente disfrutan de su casa, pasan las horas tranquilamente en el hogar, ¡También hay mucho reumático y personas enfermas!

“Paciencia” Charles Spencelayh (1865-1958)

En cambio, habrán quienes no puedan ni soñar con ese lujo, y tendrán que sobrellevar su miseria a la intemperie, como el hombre que aparece abajo:

                                                                     “Gato callejero” Everett Shinn (1933)

Y muchas de las mujeres que se dedican a las tareas domésticas, aprovecharan para adelantar y sacarlas adelante, así, si consiguen ganar algún tiempo, quizás puedan salir a dar una vuelta. Los cuadros de abajo son muy expresivos.

"Mujer que plancha" Egdar Degas,(1872)















          “Puliendo el latón” Joseph Bail (1862-1921) 

























Pero también podríamos encontrarnos con enamorados, que viven su pasión ajenos a todo lo que les rodea, yo creo que este cuadro de Chagall, los describe bastante bien...


                                           “Sobre la ciudad” Marc Chagall ( 1914-1918)

Aunque si alguno me ha llegado al alma,  es el de esta madre. Me la imagino con su niño atrapado en uno de los típicos catarros otoñales, esos, que los hace todavía más vulnerables y que en ocasiones tan sólo el pecho de la madre consigue que logren conciliar el sueño, pero vasta de divagar. El título del cuadro lo dice todo:

“Duermo, pero mi corazón vela” Charles Léandre (1889)

Para terminar, nada mejor que otro poema, así cerramos el círculo. Empezábamos con uno de Ángel González y acabamos con otro de Octavio Paz.

Que disfruten ustedes de lo que resta del otoño  felizmente.



OTOÑO
En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!
Busco unas manos,
una presencia, un cuerpo,
lo que rompe los muros
y hace nacer las formas embriagadas,
un roce, un son, un giro, un ala apenas;
busco dentro mí,
huesos, violines intocados,
vértebras delicadas y sombrías,
labios que sueñan labios,
manos que sueñan pájaros...
Y algo que no se sabe y dice «nunca»
cae del cielo,
de ti, mi Dios y mi adversario.
                                               Octavio Paz


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