Xilografía del Codex
Palatinus 438, Universidad de Heidelberg, 1443, detalle que representa al Cardenal. |
EL ATARDECER
Es el atardecer
cuando uno se aleja,
a la caída del sol.
Es entonces cuando
se abandona todo.
El pensamiento
recoge su tolda de tela de araña
y el corazón olvida
el porqué de su angustia.
El caminante del
desierto abandona su campamento,
que pronto
desaparecerá bajo la arena,
y continúa su viaje
en la quietud de la noche,
guiado por
enigmáticas estrellas.
Pär
Lagerkvist
Siempre me ha llamado la
atención, lo que yo llamo, con todo respeto, culto a los muertos. Mis creencias, me
llevan a pensar, que en los cementerios, tan solo quedan restos, y por tanto, que
únicamente esa parte, en proceso de descomposición, de lo que fue la persona
humana, reposa allí.
Sin embargo, cuando viajo,
sobre todo por pueblos pequeños, procuro visitar, siempre que me es posible, los
camposantos. La información que aportan es amplísima y su estética, me resulta, habitualmente, especialmente agradable.
Pero, desde que era una criaja, me he
cuestionado, este tema. ¿Para qué llevar flores? ¿Qué sentido tiene gastar
dinero en eso? Y siempre mi parte racional se mantiene en la idea de que a las
personas hay que obsequiarlas mientras viven. Cuando veo esos preciosos ramos de
rosas, no puedo evitar pensar, en si el difunto habría recibido alguno de ellos
en vida. ¡Con lo que alegran las flores la existencia!
Pero en fin, las creencias, van íntimamente ligadas con la cultura, y en la nuestra, existen unas costumbres conmemorativas, previas al funeral y el enterramiento, que en el caso de las personas creyentes, forman parte de un variado ritual. No se trata únicamente de honrar debidamente al muerto, cosa que podría hacerse lógicamente en un ámbito familiar o más restringido. El ritual, se convierte en un deber público y necesario, porque así, es como se reafirma el compromiso que existe entre los pertenecientes a esa sociedad.
No pretendo criticar esta forma
de actuar, sino, sencillamente entenderlo. Tampoco quiero negar que quienes
acompañan en el duelo, no sientan pena, tristeza etc… Yo misma, los he experimentado muchas veces y
con total sinceridad. No es eso.
Y lo mismo ocurre en otro tipo
de despedidas ya sean civiles o de cualquier otra índole.
Porque lo que no se puede
discutir, es que si hay algo antiguo en la humanidad, es el culto a los muertos
y además, generalmente, el llevarlo a cabo no de forma privada sino en
común con el resto del grupo.
Pero lo que yo quería en
realidad, era tener una buena excusa, no para filosofar, sino para para
recordar aquí, algunas pinturas sobre la muerte, que a pesar de tener su parte morbosa,
me parecen preciosas. Así que allá vamos…
En la Edad Media, se ponen de moda
las llamadas danzas de la muerte. Algunas, todavía perviven en el folklore de
ciertos pueblos españoles y europeos. En la de Europa medieval, se sucedían las
epidemias. La terrible peste negra, se estima que diezmó, aproximadamente, a un
tercio de la población en varios brotes. Se vivía con terror a las epidemias, y
la muerte formaba parte de lo cotidiano. Esto causó entre las gentes una gran
obsesión por la muerte, que a su vez, desencadenó un fuerte interés por
remarcar la divergencia entre el auge de la vida y la irremediable
descomposición que conlleva la muerte. En este contexto nacieron las danzas de
la muerte, expresiones artísticas, con la Muerte como personaje central, que
suele mostrarse como un esqueleto, y que encabeza una danza, a la que va
arrastrando a varios personajes que solían encarnar a las diferentes clases
sociales, era una forma de expresar el que: "de esto no se libra nadie, por mucha pasta o elevada posición que tenga..." De estar completa, la danza, tendría una parte gráfica acompañada de un texto
literario. Pero las hay también por separado.
Veremos pues algunas muestras medievales
y del Renacimiento, para terminar en el siglo XX. Todas las fotografías están sacadas de https://www.google.es.
En Beram, en la región de
Istria, (antigua Yugoslavia y hoy Croacia) 1474, Vincent de Kastav pintó este
magnífico fresco de una Danza de la muerte.
Beram, el conjunto. |
Beram, escena central |
También de la época son los maravillosos frescos de Bert Notke, representando una Danza macabra, en la capilla del crucero de Marienkirche, en Lübeck, los originales de 1463, fueron destruidos en la II Guerra Mundial, y sólo los conocemos por litografías y fotografías.
Frescos de Bert Notke |
Éste otro de abajo, es "El triunfo de la muerte" y está en el Oratorio de la Disciplina de Clusone, en la provincia de Bérgamo (Lombardía, Italia). Lo pintó Giacomo Borlone de Buschis en 1485.
Uno que me ha llamado mucho la
atención, porque me ha parecido bastante cruel, es el que sigue, si os fijáis, en el detalle
de la madre y el niño atraídos por la Danza de la Muerte, ésta tienta al pequeño
enseñándole un dulce…
Capilla y osario del cementerio de Metnitz,
frescos anónimos, 1490-1500
|
En el siglo XVI siguen con la misma moda. En Berna, (Suiza) entre 1526 y 1517, Niklaus Manuel Deutsch, comenzó a pintar su famosa "Danza de la muerte" para el cementerio el monasterio dominico de la ciudad. Arriba vemos dos escenas.
Pero este tipo de representación pasó a la posteridad, y podemos encontrar pinturas como ésta del barroco español:
Juan de Valdés Leal, en 1672,
pintó para el Hospital de la Caridad de Sevilla "Sic transit gloriae
mundi" (Así pasa la gloria del mundo) y "Finis gloriae mundi (El fin
de las glorias mundanas) (1672).
Los dos cuadros de Valdés Leal |
Y como no podía ser de otra
forma, el tema no pasa de moda. En pleno siglo XX la muerte, con otra estética seguirá presente.
En España el gran
Gutierrez Solana, en 1930 nos dejó una fantástica muestra:
La Procesión de la Muerte, José Guitérrez Solana |
Sin olvidar el famoso Guernika de Pablo Picasso (1937):
Y Felix Nussbaum (1904-1944), el llamado "pintor del
terror nazi", pintó el cuadro de abajo, fechado el 18 de abril de 1944, pocos meses antes de que fuese
asesinado. La composición recuerda a los que hemos visto en del Renacimiento y si no, fíjense bien:
Y en cambio, en México, en 1947, Diego de Rivera, trato el tema con todo el colorido característico de su país.
Para terminar este breve repaso, citar al artista polaco Zdzisław Beksiński, (1929-2005), que nunca quiso poner título a ninguna de sus impresionantes obras:
Y es que, como aparece en “La Dança General de la Muerte”, que se conserva en El Escorial datada en el siglo XV:
El triunfo de la muerte |
Y en cambio, en México, en 1947, Diego de Rivera, trato el tema con todo el colorido característico de su país.
Sueño de una tarde dominical en a Alameda Central |
Para terminar este breve repaso, citar al artista polaco Zdzisław Beksiński, (1929-2005), que nunca quiso poner título a ninguna de sus impresionantes obras:
Y es que, como aparece en “La Dança General de la Muerte”, que se conserva en El Escorial datada en el siglo XV:
“Yo
soy la Muerte, que a todas las criaturas
que
hay en el mundo destroza y arrasa…
A la
danza mortal venid los nacidos
todos del mundo, de cualquier estado.
Los
que no quisieren, con fuerza impelidos
haréles venir muy pronto al llamado”
Precioso, Carmen
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