TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

lunes, 9 de mayo de 2016

BAILA MIENTRAS PUEDAS

El sueño de las Granadas , Felice Casorati (1912)

A LA EDAD DE LAS MUJERES
                                                      Francisco de Quevedo

De quince a veinte es niña; buena moza  
de veinte a veinticinco, y por la cuenta   
gentil mujer de veinticinco a treinta.       
¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!  

De treinta a treinta y cinco no alboroza;  
mas puédese comer con sal pimienta;     
pero de treinta y cinco hasta cuarenta     
anda en vísperas ya de una coroza.         

A los cuarenta y cinco es bachillera,      
ganguea, pide y juega del vocablo;         
cumplidos los cincuenta, da en santera,  

y a los cincuenta y cinco echa el retablo.  
Niña, moza, mujer, vieja, hechicera,         
bruja y santera, se la lleva el diablo.     




Cómo han cambiado las cosas desde la época de Quevedo, ¿verdad...? Por eso, entre otras cosas, de vez en cuando me gusta escuchar rock, ésta canción de Rosendo, "Agradecido" me levanta el ánimo y me trae recuerdos de tiempos más movidos, compartirla conmigo si os apetece, es una joyita: https://www.youtube.com/watch?v=_Gj8QvG0qzk

Mi amiga tiene la impresión de que se está haciendo mayor, y se alegra. Le fastidia, para que negarlo, y así me lo confiesa, comprobar, como su cuerpo no responde igual que lo hacía unos lustros atrás.

Recuerda, que hubo unos años, en los que, tenía una especie de lema personal que le impulsaba: “entre el día y la noche no hay pared”, repetía, palabras, que había escuchado por boca de su abuela materna, que por algo era comadrona. Y esto le servía lo mismo para trabajar, que para irse alguna que otra noche de jarana. Ahora bien, a la hora de trabajar, lozana, como la andaluza aquella de Don Francisco Delicado, pero eso sí, tan solo en común con ella, el título de la obra.

 Pero ahora, juntas, compartimos la impresión de que no todo lo pasado fue mejor.

 El otro día, sin ir más lejos, alguien, en una conversación, preguntaba, que en caso de ser posible, a que época de la vida le gustaría volver a cada cual. Yo tras pensarlo momentáneamente, porque tan poco era cuestión de hacer meditación transcendental, llegué a la rápida conclusión, de que mejor me quedaba donde estaba.

Y mi amiga, con la que vine a coincidir, cosa que no siempre ocurre, contaba, con la oportunidad que le brindó el tema, que ni siquiera recordaba haber tenido una "infancia maravillosa". Seguramente, aclaraba, porque ella, había sido una niña inquieta, difícilmente moldeable, y eso, cuando se vivía en la cotidianidad de una familia bastante estricta, y bajo la machacante educación de un colegio de monjas, resultaba complicado, difícil, rozando lo imposible. 


Labios en silencio, Lina Bustos


Luego llegaron los “felices” años de la universidad. Felices porque respiró lejos de casa, estudiando como una loca para no perder la beca, pero feliz al cabo, de poder compartir pasiones, copas, debates, horas y militancias con quien ella decidía… Mi amiga es de esas personas, que siempre han querido comerse la vida a grandes bocados, por eso, alguno se le atragantó, pero con un golpecito en la espalda, escupió y salió adelante. Todo esto, eso sí, aderezado con los miedos a la policía del dictador, que créanme, no era precisamente una ONG en la que buscar asilo. 


Y a continuación el aterrizaje forzoso, el trabajo, una boda temprana como forma de huir del yugo paterno… Investigar, publicar, congresos, dar clases, criar hijos, envidias, chismes, compaginar vida familiar, laboral y política… sin horarios, casi sin vida propia. Saltos sin red los de entonces, de ser tonta en el colegio a super-woman. ¿Y su cabeza?



https://s-media-cache-ak0.pinimg.com/originals/ff/35/7f/ff357f111df9c68c15cbe33ad6858345.gif


Y ella, encima, pendiente de todo y de todos, que para algo se nace mujer. Menos mal, que cuando tenía algún evento fuera de casa disfrutaba lo suyo, porque de lo contrario, a mi colega, hace años que le hubiésemos cantado un miserere.

Por eso mi amiga, me contaba, más tarde, ya a solas, que no tiene muy claro el concepto de familia, se quejaba de eso, de que una cae donde cae. De que siguen existiendo roles, por los que una mujer, no tiene en ese terreno las mismas posibilidades de elección que un hombre. De que una acaba pendiente de un tropel de gente, que más parece que sea la jefa de un campamento scout... que una persona normal. Que al fin, lo de los techos de cristal, es un hecho.


Lovers & Lautrec,  Joseph Lorusso

Porque mi amiga, ha perdido muchas guerras, aunque ha ganado alguna que otra batalla. Y allí la tienen, por eso, dice que se hace mayor, y que mejor, que para qué repetir otra vez toda la opereta.
Y que además no entiende a toda esa gente que a nuestra edad sigue siendo tan visceral y acalorada en su dialéctica, que ella con los años ha aprendido que solo hay que pelearse las batallas esenciales. Que cree que es mejor ir por la vida facilitando las cosas, que bastante se complica todo aunque no quieras…

"¿Te imaginas otra vez vuelta a la rueda...? ¡Piénsalo!", me requiere, con una cara a caballo entre el escepticismo y un gesto que se hace mueca saltando airoso de la picardía al horror.

Y de repente, con esos ojos oscuros y chispeantes que aún conserva, va y me dice: “Fíjate, Carmen, quien nos lo iba a decir, mira que tener que repetir unas elecciones…” Y a continuación me pregunta: “Por cierto chica… tú, ¿a quién vas a votar las próximas elecciones? Porque claro, si no votamos…” y es que ella es así, no lo puede evitar, se preocupa incluso hasta la indignación y se cansa llegando al hartazgo, porque no puede evitar seguir desvelándose por el devenir de los tiempos. 


Y eso, que esta vez, no nos ha dado tiempo a hablar ni del amor, ni de los amores, que es entonces, cuando el mundo de las emociones brota sin secretos ni sonrojos y la cosa se pone verdaderamente interesante...


La Mente Errante,  Duy Huynh 






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