De izda a dcha. Lorenzo Ortas, Pepe Garcés, Manuel Ansón, Javier Escartín y Javier Olivar .Delante, sentados, Manolo Avellanas y Lorenzo Ortiz, |
"Quien siente la montaña no necesita explicaciones y mientras existan paredes, agujas y aristas, habrá quien las escale, disfrutando de lo que hace, aunque no comprenda exactamente el por qué"
Josep Manuel Anglada
En ocasiones los recuerdos nos
traicionan, en otras, se mantienen tan claros, tan nítidos, como si las circunstancias
acabasen de ser vividas. Era el año 1995
Lo recuerdo, sobre sobre todo
por mi amistad con Pepe Garcés y Manolo Avellanas, a Lorenzo Ortas, lo conocía
desde que éramos unos críos, como a Javier Escartín, que tenía un niño
pequeño que era la niña de sus ojos. Los
preparativos para la expedición se habían vivido intensamente en los círculos
más cercanos.
El grupo, de la expedición
aragonesa de los clubes Peña Guara y Montañeros de Aragón que intentaban la
ascensión del K2 por la ruta Cessen, estaba formado por Pepe Garcés, Javier
Escartín, Lorenzo Ortas, Lorenzo Ortiz, Javier Olivar, Manuel Ansón y como
médico, Manuel Avellanas. Habían partido hacia Pakistán durante la segunda
semana de junio. La entrega de enseñas en las Instituciones. Las despedidas…
Y de repente, en plenas fiestas
de S. Lorenzo el mazazo. El día 13 de agosto, domingo, llegaba a Huesca la
noticia de que un alud, había sepultado a 8.611 mts, a varios de los componentes de la expedición. La
desorientación fue total.
Hubo un espacio de tiempo en el que las autoridades
de Pakistan tardaron en facilitar los nombres de los fallecidos, tiempo en el
que la tensión entre los familiares y todo aquel que tenía alguna relación, o
por mera empatía, se hizo eterno. Se sabía que había cinco o seis muertos, y la
inquietud era terrible. Más tarde se supo que había seis muertos, pero quienes…?
Y al fin se conocieron los
infortunados nombres: Javier Escartín, Lorenzo Ortiz y Javier Olivar además de
la escocesa Alison Hargreaves, el estadounidense Rob Slater y el neozelandés
Bruce Grant.
Ninguno de ellos era precisamente un
novato: Javier Escartín, de 44 años, estaba casado y era padre de cuatro hijos, ya había sido el jefe de la expedición de Peña Guara que en 1991 conquistó el
Everest. Javier Olivar, también casado, era el guarda del refugio de Góriz, y Lorenzo Ortiz soltero había sido galardonado con el Piolet de Oro
en 1993 por su ascensión al Cristal de Roca, además también había ascendido el Narga
Parbat.
El K2 |
Javier Escartín tenia 44 años, Javier Olivar 38 y Lorenzo Ortiz 24. Lo ocurrido fué justo después de culminar la cima, cuando se
vieron sorprendidos por una tormenta de hielo con un viento de más de 150 km.
por hora en la vertiente SE de la montaña. Habían hecho otros intentos, pero la
climatología no acompañaba. De hecho
Pepe Garcés, abandonó por cansancio, y síntomas de congelación a unos mil
metros de la cima, y Lorenzo Ortas, se había bajado antes al sentir molestias
en las piernas.
En Huesca, Manolo Bara y toda la gente de Peña Guara no paraban de hacer todas las gestiones posibles. Ni
siquiera en Skardu, la última población del Karakorum, antes de adentrarse en
el glaciar camino del K-2. podían informarles de lo ocurrido, según iba transmitiéndonos el propio Manolo Bara. Allí, no sabían nada de lo
ocurrido en la montaña. Se organizó una pequeña expedición integrada por Pablo
Martín Retortillo, para hacer de intérprete y el alpinista Antonio Ubieto, con la intención, de solucionar todo lo antes posible y ayudar al máximo a los que
habían sobrevivido. También esa despedida fue dura.
El lunes 21 de agosto, Lorenzo Ortas,
José Garcés y Manuel Avellanas, tres de los supervivientes llegaron a
Barcelona, a donde fueron a recibirles alrededor de 200 oscenses que viajaron hasta el aeropuerto de El Prat en autobuses.
La llegada a Huesca fue impresionante.
De noche, en la plaza de Navarra, justo delante del Casino, cargada de emoción,
dolor, alegría por los vivos… pero de dolor, mucho, mucho dolor. Intenté
acercarme a Pepe, pero tenía la mirada perdida, supe que no me reconocía y me
aparté inmediatamente. Estaban literalmente destrozados.
Los cuerpos de Javier Escartín, Lorenzo Ortiz y Javier Olivar quedaron allí para siempre, era materialmente imposible recuperarlos. La naturaleza los atrapo, la montaña quiso consumar su amor definitivamente con ellos.
El veinticuatro de agosto, se
organizó un funeral en la catedral que resultó multitudinario, lo ofició,
Javier Osés, el pastor de la diócesis, el que tantas veces había acompañado a Peña
Guara a las Gorgas… me anoté sus palabras: "Las montañas son los
lugares elegidos por Dios para comunicarse con el hombre. En esta ocasión, Dios
ha elegido esta montaña para recibir en su reino a nuestros compañeros".
Estaba toda la ciudad. Recuerdo
ver a las familias, a Julio Nogués, a Manolo Bara, a los de Montañeros de
Aragón… ¡Quien me iba a decir entonces que luego les acompañaríamos nosotros en unos
duelos que en realidad eran de todos!
Fue una tarde lluviosa,
tristona, como no podía ser de otra manera. Parecía como si el cielo de Huesca no pudiese estar sino resentido.
Volví a acercarme a Pepe. Le di un
abrazo. Me miró al fondo de los ojos… quiso reconocerme pero algo fallaba en su
memoria. Le dije algo así como, no te preocupes, somos amigos,
pronto volveremos a reírnos. A su madre, Dora le di un cariñoso abrazo y le
expliqué…
Meses
más tarde, cuando Pepe fue capaz de contarme lo vivido, entendí que su mente llegara
a perderse… Pepe, Lorenzo Ortas, mi
querido Manolo Avellanas y Manuel Ansón, a pesar de estar a semejante altura, llegaron
a sufrir un auténtico descenso a los infiernos.
"¿Cuándo puede depender de un día?
En ciertas condiciones todo, la vida"
Kurt Diemberger
Un recuerdo imborrable |
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