TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

lunes, 18 de abril de 2016

DE INTIMIDADES Y RESPETOS


 Amsterdam Willwm Alexander Knip

“Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales” 
Aristóteles


Hace ya algún tiempo, tomando un café, vinieron a contarme un “secreto”. Debo aclarar, que no hay nada que me fastidie más, que esa costumbre que tienen algunas personas de hablar de la vida privada de otras, para además, acabar expresando, sin ningún pudor, como deberían comportarse los señalados. Pues bien, el tal secreto, miren ustedes, consistía nada más y nada menos que en cotillear,  que “se comentaba”, que un varón, "parecía" que era homosexual. Les ahorro los comentarios, porque ya se sabe que a palabras necias oídos sordos, lo malo es que mi sordera siempre resulta ser selectiva y acabo por encresparme bastante…


Les prometo por lo que más quiero, que muy fui de allí, antes de tiempo y de bastante mal humor. Caminando, de vuelta a casa, me preguntaba si el problema no estará, en que la gente no debe tener suficientes complicaciones cotidianas, como para tener que buscar entretenimiento metiéndose en la existencia ajena...


 Intimidad Théo van Rysselberghe

















Y es a propósito de todo esto, que yo querría confesar, que también a mí, me costó un poco, incorporar a mi universo conceptual el mundo de la homosexualidad, pero fue sencillamente por desconocimiento. Cuando yo era niña, y por lo tanto estaba adquiriendo lo que serían las bases de mi acerbo cultural, la homosexualidad era un tema que se mantenía totalmente en secreto. Por supuesto era ilegal. Un año antes de nacer yo, el 14 de julio de 1955 se amplió la Ley de Vagos y Maleantes de 1933, incluyendo en ésta categoría a los homosexuales. Además, prefiero no recordar, el vocabulario que se aplicaba a todos aquellos, que como tales eran considerados. Y digo aquellos, porque, tal era la suerte de machismo que entonces imperaba, que el mundo de la homosexualidad femenina, ni siquiera se nombraba. Por desgracia, muchos de aquellos apelativos, han quedado incorporados a nuestro idioma como insultos bastante despectivos.


Con el paso del tiempo fui conociendo cada vez a mas personas homosexuales, en un principio, hombres en su mayoría. Fui entonces dándome cuenta, de que muchos de ellos, arrastraban unas losas de dolor, por el ocultamiento de su condición sexual, que probablemente, no llegarían a superarlas nunca o que desde luego les contaría mucho.



Críticos de Arte Michael Ancher




















Otros, más jóvenes, habían nacido ya, en la época, en la que la liberación sexual era un hecho, y esto, en algo les había favorecido para poder expresarse con mayor libertad, vivían ambientes menos bisoños, más tolerantes, aunque sinceramente  creo que tampoco demasiado. Lo digo, porque tras presentártelos, si alguien los mencionaba por cualquier asunto, enseguida había quien se apresuraba a dejarte clara su orientación sexual, como si ésta, determinase el resto de su comportamiento, social, profesional, sus relaciones personales, de amistad etc…

Pero más duro era, cuando se trababa del ámbito femenino. ¡Ah el mundo de las lesbianas! ¡Dios mío! Era como mentar a lo peor de lo peor… ellas, sí que encarnaban "la perversión y el malevaje", como dice el tanguista.

Y claro, algo no encajaba del todo en mi cabeza, teniendo en cuenta, que cuando una iba tratando a estas personas, comprobaba, que, como era de esperar, se comportaban, como el resto de las mortales.


Señoritas en el Jardin Joan Beltran Bofill 

Hoy existen muchos homosexuales y lesbianas que afirman públicamente su condición, me parece tan bien, como la actitud de aquellos otr@s  que no  se manifiestan como tales. Yo tampoco me presento diciendo, soy menganita de tal y soy heterosexual. Como tampoco acostumbro a añadir mis creencias religiosas o políticas. Sólo me faltaría, que tuviese que ir por la calle con una sarta de etiquetas, como una furgoneta de reparto, o lo que es peor, marcada, como se les hizo a los judíos durante el III Reicht. 

Con aquellos que lo han expresado públicamente, fomento una relación normal, su condición sexual, no modifica el tipo de trato que mantenemos. A algun@s les tengo un gran cariño porque sostengo una relación de amistad. Los conozco muy diferentes, tanto entre ellos como entre ellas, los hay discretos, y los hay que necesitan llamar la atención continuamente, los hay divertidos y los hay más serios que un inspector de Hacienda (de los de toda la vida, claro), un@s son intelectuales, y otr@s se ganan la vida con otro tipo de trabajos, en fin como cualquiera.


Y es que los seres humanos somos así, diferentes en colores, creencias, culturas, formación, lenguas, razas, condición sexual… Somos personas con las mismas necesidades básicas, que venimos a un mundo, que en ocasiones nos es propicio y que en otras, se nos torna extraño, como punzante.


Sigo percibiendo a mí alrededor, demasiado rechazo, cada vez menos, pero todavía más del que me gustaría. Me fastidia además, que el personal vaya de progre, para luego descubrir, debajo de una capa de barniz, tan flojo, que se borra hasta con el agua, como afloran esencias que no dejan de ser brotes de las más rancias ideas decimonónicas.


La curiosa Peter Frendi


De este modo, asuntos que en estos tiempos tendrían que ser abordados con normalidad, pasan a constituirse en situaciones desusadas e insólitas. Y es que, cualquier excusa es buena para rechazar al diferente. Es lo mismo que ocurre con el racismo, con el rol de las mujeres, y con tantas y tantas cosas, que intentan ir dejando a la gente a un lado del camino, de tal modo, que al final puede acabar en la más absoluta marginalidad.

A mí, que también sueño de tarde en tarde con un mundo mejor, me gustaría mucho, que a nadie, se le distinguiese por su orientación sexual, incluidos los transexuales. Y desde luego que nunca jamás volviesen a repetirse historias como la de Miguel de Molina, conocido por su fama y la de tantos y tantas que han vivido en un sufrimiento continuo, incluyendo la persecución.

Hace unas semanas, el gran Enrique Poveda, fue insultado al disculparse por no poder firmar un contrato para una actuación. El autor de la fechoría lo llamo “pedazo de maricón", el cantante mostró su indignación y amenazó con denunciarle por homófobo. Entonces, el individuo, se arrancó con la consabida disculpa de que: "como se dice en Cádiz...", lo había llamado "maricón" pero "en plan de broma" ¿qué gracejo el del tipo, no …?


Por eso me niego a entrar en el juego de los chistecitos, de los cotilleos o de los codazos cuando pasan algunas personas. Porque no me parece que el tema sea como para tomárselo a broma.

Os dejo con un bello poema de Kavafis,



EN LA ESCALERA


Bajando por aquella escalera,
Junto a la puerta nos cruzamos, y por un instante
Vi tu cara desconocida y tú me viste.
Yo me oculté en las sombras, y
Pasaste rápido, alejándote,
Y te perdiste en aquella casa vulgar
Donde no encontrarías el placer, como tampoco
Yo habría de hallarlo.

Y sin embargo el amor que deseabas
yo lo tenía para dártelo;
El amor que yo deseaba, tus ojos me lo ofrecían
Con su ambigüedad y abandono.
Se sentían los cuerpos y se buscaban;
La sangre y la piel comprendían.
Pero turbados los dos nos escondíamos.


                                                                                      Konstantino Kavafis, 1904




Lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara como si fuera una peste. Chavela Vargas


Venecia de Edward William Cooke

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