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La Galeria Boltier, Paul Delvaux |
LEER, LEER, LEER, VIVIR LA VIDA
Miguel de
Unamuno, Cancionero, 1929
Leer, leer, leer, vivir la vida
que otros soñaron.
Leer, leer, leer, el alma olvida
las cosas que pasaron.
Se quedan las que quedan, las ficciones,
las flores de la pluma,
las solas, las humanas creaciones,
el poso de la espuma.
Leer, leer, leer; ¿seré lectura
mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura,
seré lo que pasó?
Me encanta “perder” horas cuando entro en
una buena librería… Es como si de repente, me viese atrapada por una suerte de
encantamiento del que no pudiese librarme. Abro los libros, leo sus índices… Me
compraría, ay...¡ ¡me compraría tantos! Sin embargo no es posible, así que una
debe dejarse llevar por su instinto y por las referencias que previamente ha
consultado.
Pero también hay algo, que me entristece en las librerías: sus escaparates. Vitrinas, a menudo plagadas de novedades bien
promocionadas, (en ocasiones seis o más ejemplares de un mismo
libro, unos junto a otros) de tal suerte, que es como si el futuro lector, no tuviese otra
alternativa, que salir de la tienda con un volumen de cada uno de ellos. Es desolador, porque a menudo, se trata de literatura de consumo, lanzada,
con unas campañas publicitarias tan desmedidas, que luego pueden defraudar las
expectativas del lector, y todo esto conduce a restar a la lectura su verdadero
valor. No obstante, no es mi deseo despreciar nada ni a nadie. Cada momento y cada lector tienen su libro. Tampoco es bueno generalizar, pero me pregunto, si alguno de estos libros, pasará a la historia de la Literatura, a pesar de que alguno de ellos es bueno, pero lo importante es LEER.
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Librería Mittchell's, Manchester, George B. Kearey 1923 |
Leer, es un acto en primer lugar personal,
individual, íntimo, aunque luego pueda ser compartido. Por eso, conlleva un
cuestionamiento de lo escrito y leído, además de ser, un estímulo para alentarnos a aspirar a un mundo mejor. Eso hace que el buen lector, ese que comprende y aprehende, pueda
llegar a ser una verdadera “rara avis” para el resto. Porque nos movemos en un
mundo en el que se educa para ser útil, y no para pensar libremente. ¿Se
imaginan un mundo lleno de lectores comprensivos? Más aún, ¿Son capaces de figurarse un
congreso global de todos éstos lectores? La riqueza experiencial compartida
podría ser tal, que quizás nunca se hubiese visto un manifiesto tan revolucionario
como el contenido de sus conclusiones.
Por eso los lectores, en el fondo, somos podemos ser seres sospechosos. Porque quien lee deja de ser sumiso. Se cuestiona, razona y actúa conforme a como piensa. De ahí, creo yo, la actual mesura de los intelectuales. Una
cosa es reflexionar y otra atreverse a expresar lo que se piensa, porque claro, en
ello va el sustento. No es el caso de todos. Pero en España, y en Europa, no
sobran los buenos ejemplos, aunque tampoco cabe el engaño, los intelectuales,
con mayúsculas, siempre fueron una minoría.
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Pilas de libros, Gil Elvgren |
Si se escribe, es necesario vender, y hay
miedos. Miedo a no ser aceptado por los editores,
miedo a que el tema levante susceptibilidades, miedo, a que los cuestionamientos sean demasiado profundos para el público y se venda poco… miedo, miedo, miedo.
Por eso surgen estas sutilezas del
marketing. Lanzan un libro y en una semana está a la cabeza de las listas de
ventas. Lo lees y te quedas pasmado. En el peor de los casos, si tienes el valor suficiente, llegas hasta el final, para poder hacerle una crítica justa, pero ¡qué pena! En ocasiones, se termina con la sensación de que te han engañado, de que no se ha obtenido ni la gratificación, ni el placer de una buena lectura. Prometes no volver a picar nunca más, aunque
te lo regalen.
Porque una se cuestiona acerca de la
necesidad de seguir leyendo y piensa que sí, que hay que seguir haciéndolo, porque
la lectura sigue transformándote, te saca de tu propio mundo y te
hace traspasar las fronteras espacio-temporales.
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Librería Mittchell's, George B. Kearey 1929 |
Confieso que me tengo por una privilegiada.
Mi pasión por la lectura empezó siendo todavía una niña, uno de los primeros libros que tomé en préstamo de la Biblioteca Pública, fue "El maravilloso viaje del Nils Holgersson a través de Suecia", escrito por Selma Lagerlöff. Me gustó con locura, yo tenía en torno a los 9 años, y ya sobrevolé por toda Suecia. Mucho tiempo después supe que la autora era Premio Nobel de Literatura, de mayor me lo compré y lo he releído en más de una ocasión.
La escritura apareció en Mesopotamia hace alrededor de unos seis mil años, tuve la oportunidad, hace años de seguir un curso, con D. Jesús García Recio, un auténtico sabio; para que se hagan una idea: A los 10 estudiaba hebreo y a los 14 sumerio, acadio y arameo. Es la única persona en España, que compagina el estudio de las lenguas del Próximo Oriente Antiguo (sumerio, acadio, ugarítico, hebreo, arameo, copto, armenio, egipcio jeroglífico, latín, griego) con materias como la Historia, la Arqueología y la Biblia, este hombre, es una autoridad mundial en asiriología y un verdadero experto orientalista. Dirige el Instituto Bíblico y Oriental de León. Pues bien, el mentado señor, que por cierto es sacerdote, al príncipe Gudea lo llama San Gudea, ya que el hecho de haber introducido la escritura, es para él, un avance de tal magnitud, que nunca, afirma, se le podrá agradecer lo suficiente. A lo mejor es que también debo ser muy sensiblera, porque en aquella ocasión pude tener en mis manos una tablilla sumeria auténtica, y no supe evitar que mis ojos se arrasaran. ¡El apunte que un escriba hizo hace seis mil años entre mis manos… No podía creerlo!
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Autora:Tahel Mahor, en Feedly.com |
La escritura apareció en Mesopotamia hace alrededor de unos seis mil años, tuve la oportunidad, hace años de seguir un curso, con D. Jesús García Recio, un auténtico sabio; para que se hagan una idea: A los 10 estudiaba hebreo y a los 14 sumerio, acadio y arameo. Es la única persona en España, que compagina el estudio de las lenguas del Próximo Oriente Antiguo (sumerio, acadio, ugarítico, hebreo, arameo, copto, armenio, egipcio jeroglífico, latín, griego) con materias como la Historia, la Arqueología y la Biblia, este hombre, es una autoridad mundial en asiriología y un verdadero experto orientalista. Dirige el Instituto Bíblico y Oriental de León. Pues bien, el mentado señor, que por cierto es sacerdote, al príncipe Gudea lo llama San Gudea, ya que el hecho de haber introducido la escritura, es para él, un avance de tal magnitud, que nunca, afirma, se le podrá agradecer lo suficiente. A lo mejor es que también debo ser muy sensiblera, porque en aquella ocasión pude tener en mis manos una tablilla sumeria auténtica, y no supe evitar que mis ojos se arrasaran. ¡El apunte que un escriba hizo hace seis mil años entre mis manos… No podía creerlo!
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Escultura el príncipe Gudea |
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Tablilla sumeria, escritura cuneiforme |
Por eso me da pena que todavía se sigan comprando libros para adornar despachos o salones. Séneca decía, ya en el siglo
I, que acumular libros no era acumular sabiduría.
En fin, del lenguaje de signos al oral, de
éste al escrito, de las tablillas cuneiformes al libro electrónico, pasando por
el papiro, el pergamino, el papel de arroz, el actual de pasta de madera … ¿hasta donde llegaremos? En lo que sí tengo algo de fe,
es en que el libro, como tal, con papel y encuadernado, no desaparezca, porque
con determinados libros, se establece una relación muy íntima, muy especial…
Son libros cuya encuadernación o su procedencia, te sugiere una relación amorosa,
casi sensual. Libros que han tomado ya un olor, libros cuya piel, te gusta
acariciar, que se han hecho a tus manos, cuyo lomo, sabes, que cuando miras las estanterías estarán allí, fieles como un amante… y que siempre te dirán las mismas palabras.
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Lectura apasionada Ludvik glazer-Naudé |
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