TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

domingo, 6 de marzo de 2016

ANTE EL 8 DE MARZO I


8 de Marzo en Nueva York,  años 1913 o 1914

“El grado de emancipación de la mujer en una sociedad es el barómetro general por el que se mide la emancipación general”. Charles Fourier.

Nos acercamos al 8 de Marzo, con tal motivo, lloverán las consabidas crónicas para conmemorar tal efemérides. Casi siempre comienzan recordando que en tal fecha, se recuerda la muerte de las obreras de una fábrica textil acaecida el 8 de marzo de 1857 en Nueva York. Este fue uno de los mayores desastres que hasta entonces habían ocurrido en la ciudad. Se trataba de una fábrica de camisas, la Triangle Waist, en la que se produjo un incendio con el consiguiente derrumbamiento, que provocó la muerte de 123 trabajadoras camiseras y 23 trabajadores. 



Imágenes del incendio de la Triangle Waist

La mayor parte de ellos eran inmigrantes europeos, jóvenes, de entre los 14 y los 48 años. Fallecieron sobre todo, como es habitual en los incendios por quemaduras e inhalación de gases. Lo que ocurre es que existe una cierta confusión con la fecha. Para las norteamericanas, la fiesta partiría de una primera manifestación celebrada en septiembre de 1909, a raíz de una huelga del sector textil que duraría trece semanas. Pero es que además, el famoso incendio, no sucedió en 1857, sino el 25 de marzo 1911.

Trabajadoras del sector textil de NuevaYork en 1908

Pues bien, en 1910, en Copenhague, la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas (creada en 1907) que reunía a las mujeres de la Segunda Internacional, decidió a propuesta de Clara Zetkin aprobar por unanimidad que el día 8 de marzo sería el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. El objetivo era luchar por la igualdad de los derechos de la mujer y sobre todo por el reconocimiento del derecho al voto. Fue un gran acuerdo, porque no podemos olvidar, que dentro del socialismo, habían habido tensiones muy fuertes sobre el papel de las mujeres en las reivindicaciones políticas y sindicales, en las que Clara Zetkin, o Rosa Luxemburgo, habían tenido un gran protagonismo.

Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo en enero de 1910

Por todo esto, la primera celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora tuvo lugar al año siguiente, en 1911, aunque el día 11 de marzo en diversos países del centro de Europa con mítines en los que se exigieron el derecho al voto, el acceso de las mujeres a los cargos públicos, a la formación profesional y el fin de la discriminación laboral. De tal manera, que sería una fatal casualidad, el que a los pocos días, el 25 de marzo de ese mismo año, fue cuando se produjo el famoso incendio.


Pero existe otro hecho que para algunos tendría el honor de ser el origen de la conmemoración. Situémonos en La Rusia zarista de 1917, y tengamos en cuenta que el calendario ruso, no coincidía entonces con el occidental. De este forma el 23 de febrero del calendario ruso, coincidía con el 8 de marzo del nuestro.
Pues bien. Siguiendo dicha teoría, el 8 de marzo vendría a conmemorar una gran manifestación celebrada en Rusia, que a su vez prendería la mecha de la revolución de 1917.  Esta teoría, llega a afirmar, que no se han encontrado archivos que justifiquen el incendio de la Triangle Waist. Primer error, existe hasta un listado de las victimas consultable. De modo que, como se mezclan varios intereses, voy a intentar centrar el tema:

Rusia 1917. La revolución estaba en ciernes y el ambiente era estaba muy alterado. Conspiraciones, manifestaciones... Pues bien, en la ciudad de Petrogrado, las obreras textiles, habían preparado una gran manifestación, exigiendo mejoras laborales, y protestando por la falta de alimentos y por la participación de Rusia en la I Guerra Mundial. Ésta guerra, estaba esquilmando al pueblo ruso, y las manifestaciones por el pan eran muy frecuentes, además de que las familias estaban hartas de enviar a sus hijos a un auténtico matadero. Varios líderes se oponían, pero las mujeres se lanzaron a la huelga, ¿Pero por qué? Pues, porque ya entonces querían conmemorar reivindicativamente el 8 de marzo. Las pruebas: En la obra de Trostky “Historia de la Revolución Rusa”, (tomo 1, cap. 7 y 8) encontramos los siguientes textos:


Manifestacion de obreras 23 de febrero. agustinaperez.wordpress.com

∞"El 23 de febrero era el Día Internacional de la Mujer. Los elementos socialdemócratas se proponían festejarlo en la forma tradicional: con asambleas, discursos, manifiestos, etc. A nadie se le pasó por las mentes que el Día de la Mujer pudiera convertirse en el primer día de la revolución. Ninguna organización hizo un llamamiento a la huelga para ese día. La organización bolchevique más combativa de todas, el Comité de la barriada obrera de Viborg, aconsejó que no se fuese a la huelga. Las masas -como atestigua Kajurov, uno de los militantes obreros de la barriada- estaban excitadisimas: cada movimiento de huelga amenazaba convertirse en choque abierto. Y como el Comité entendiese que no había llegado todavía el momento de la acción, toda vez que el partido no era aun suficientemente fuerte ni estaba asegurado tampoco en las proporciones debidas el contacto de los obreros con los soldados, decidió no aconsejar la huelga, sino prepararse para la acción revolucionaria en un vago futuro. Tal era la posición del Comité, al parecer unánimemente aceptada, en vísperas del 23 de febrero. Al día siguiente, haciendo caso omiso de sus instrucciones, se declararon en huelga las obreras de algunas fábricas textiles y enviaron delegadas a los metalúrgicos pidiéndoles que secundaran el movimiento. Los bolcheviques -dice Kajurov- fueron a la huelga a regañadientes, secundados por los obreros mencheviques y socialrevolucionarios. Ante una huelga de masas no había más remedio que echar a la gente a la calle y ponerse al frente del movimiento. Tal fue la decisión de Kajurov, que el Comité de Viborg hubo de aceptar. "La idea de la acción había madurado ya en las mentes obreras desde hacía tiempo, aunque en aquel momento nadie suponía el giro que había de tomar." Retengamos esta declaración de uno de los actores de los acontecimientos, muy importante para comprender la mecánica de su desarrollo.

Dábase por sentado, desde luego, que, en caso de manifestaciones obreras, los soldados serían sacados de los cuarteles contra los trabajadores. ¿A dónde se hubiera ido a parar con esto? Estábamos en tiempo de guerra y las autoridades no se mostraban propicias a gastar bromas. Pero, por otra parte, el "reservista" de los tiempos de guerra no era precisamente el soldado sumiso del ejército regular. ¿Era más o menos peligroso? ... Tratábase -en la mente de los organizadores- de simples manifestaciones con perspectivas vagas, pero en todo caso sin gran trascendencia.



Manifestación en Petrogrado el 23 de febrero de 1917

Es evidente, pues, que la Revolución de Febrero empezó desde abajo, venciendo la resistencia de las propias organizaciones revolucionarias; con la particularidad de que esta espontánea iniciativa corrió a cargo de la parte más oprimida y cohibida del proletariado: las obreras del ramo textil, entre las cuales hay que suponer que habría no pocas mujeres casadas con soldados. Las colas estacionadas a la puerta de las panaderías, cada vez mayores, se encargaron de dar el último empujón. El día 23 se declararon en huelga cerca de 90.000 obreras y obreros. Su espíritu combativo se exteriorizaba en manifestaciones, mítines y encuentros con la policía. El movimiento se inició en la barriada fabril de Viborg, desde donde se propagó a los barrios de Petersburgo. Según los informes de la policía, en las demás partes de la ciudad no hubo huelgas ni manifestaciones. Este día fueron llamados ya en ayuda de la policía destacamentos de tropa poco numerosos al parecer, pero sin que se produjesen choques entre ellos y los huelguistas. Manifestaciones de mujeres en que figuraban solamente obreras se dirigían en masa a la Duma municipal pidiendo pan. Era como pedir peras al olmo. Salieron a relucir en distintas partes de la ciudad banderas rojas, cuyas leyendas testimoniaban que los trabajadores querían pan, pero no querían, en cambio la autocracia ni la guerra. El Día de la Mujer transcurrió con éxito, con entusiasmo y sin víctimas. Pero ya había anochecido y nadie barruntaba aun lo que este día fenecido llevaba en su entraña.

En la Duma nacional se contaba el día 24 que una masa enorme de gente había invadido toda la plaza Snamenskaia, toda la perspectiva Nevski y las calles adyacentes, observándose un fenómeno nunca visto: una multitud revolucionaria y no patriótica que acompañaba con vítores a los cosacos y regimientos que avanzaban a los sones de músicas.

Durante los tres primeros días, la lucha fue exacerbándose constantemente

26 de febrero: al atardecer se sublevó la cuarta compañía del regimiento imperial de Pavlovski.

27 de febrero. Desde la mañana se fueron sublevando, uno tras otro, al ser sacados de los cuarteles, los batallones de reserva de la Guardia, continuando el movimiento que en la víspera había iniciado la cuarta compañía del regimiento de Pavlovski. El regimiento de Moscú se adhirió a la insurrección, no sin luchas intestinas.

El último día de febrero fue para Petersburgo el primer día de la nueva era triunfante: día de entusiasmos, de abrazos, de lágrimas de gozo, de efusiones verbales; pero, al mismo tiempo, de golpes decisivos contra el enemigo. En las calles resonaban todavía los disparos.

El cambio de régimen en Moscú no fue más que un eco de la insurrección de Petrogrado.

No pecaremos de exageración si decimos que la revolución de Febrero la hizo Petrogrado. El resto del país se adhirió. En ningún sitio, a excepción de la capital, hubo lucha."


Con lo cual, queda claro que lo que las mujeres de Petrogrado pretendían, era hacer coincidir sus reivindicaciones, con la celebración del 8 de Marzo que venía conmemorándose desde hacía algunos años. 
Aclarado ésto, creo que es de justicia, el hecho de que tampoco debamos olvidar, a todas aquellas que lucharon por nuestros derechos,  ni a las que en silencio fueron abriendo camino, a veces teniendo que recurrir a vestirse de hombres para entrar en universidades, consintiendo que sus maridos o amigos firmasen sus obras, u ocultas en talleres de artistas en los que a veces su genio quedo oculto para siempre o sencillamente trabajando a par sin recibir con justicia una merecida compensación. 

¡GRACIAS POR HABERNOS ABIERTO EL CAMINO!







Venciste mujer! Con no dejarte vencer. Calderón de la Barca

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