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Parque Nacional de Ordesa |
SOBRE EL PAVIMENTO HELADO
LOS COPOS DE NIEVE CAÍAN EN SILENCIO COMO UNA LLUVIA DE INFINITAS PLUMAS. Haruki Murakami
Estos días, en los que vivimos la paradoja, de que el invierno nos sacude, casi con más rigor que en el tiempo en el que lo esperábamos, no nos queda otra que resistir. Comer y beber resultan una fuerte tentación para quitar el frío, pero en exceso, pueden resultar poco saludables, por eso, os invito, a leer, cada cual por supuesto lo que le parezca. Hoy he buscado estos poemas, bie hn diferentes entre sí, sobre la nieve. Los ilustran cuadros que también me parecen bonitos, y una fotografía de ese Ordesa, que tanto quiero, pero en fin, en cualquier caso, y sobre todo en materia de estética todo es cuestión de gustos... y si os apetece podeís escuchar pinchando en el enlace, "El invierno" de "Las cuatro estaciones" de Antonio Vivaldi.
https://www.youtube.com/watch?v=uC-USAB530A
https://www.youtube.com/watch?v=uC-USAB530A
Winter Landscape. Valerius de Saedeleer, 1931
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LA NIEVE
Jorge Guillén
Lo blanco está sobre lo verde,
y canta.
Nieve que es fina quiere
ser alta.
Enero se alumbra con nieve, si verde,
si blanca.
Que alumbre de día y de noche la nieve,
la nieve más clara.
¡Nieve ligera, copo blando,
cuánto ardor en masa!
La nieve, la nieve en las manos
y el alma.
Tan puro el ardor en lo blanco,
tan puro, sin llama.
La nieve, la nieve hasta el canto
se alza.
Enero se alumbra con nieve silvestre.
¡Cuánto ardor! Y canta.
La nieve hasta el canto -la nieve, la nieve-
en vuelo arrebata.
y canta.
Nieve que es fina quiere
ser alta.
Enero se alumbra con nieve, si verde,
si blanca.
Que alumbre de día y de noche la nieve,
la nieve más clara.
¡Nieve ligera, copo blando,
cuánto ardor en masa!
La nieve, la nieve en las manos
y el alma.
Tan puro el ardor en lo blanco,
tan puro, sin llama.
La nieve, la nieve hasta el canto
se alza.
Enero se alumbra con nieve silvestre.
¡Cuánto ardor! Y canta.
La nieve hasta el canto -la nieve, la nieve-
en vuelo arrebata.
CAE
LA NIEVE
Boris Pasternak
Cae
y cae la nieve.
Hacia
las estrellítas blancas
Que
la tormenta lleva aquí y allá, se extienden
Las
flores del geranio en la ventana.
Cae
la nieve y todo se extravía,
Todo
levanta vuelo,
La
curva de la esquina,
Una
escalera de peldaños negros.
Cae
y cae la nieve. No parecen
Copos,
sino que sobre los remiendos
De
una capa a la tierra descendiese
Lentamente
la cúpula del cielo.
Como
si con los gestos de algún extravagante,
Desde
el piso de arriba,
Sigiloso,
jugando a la escondida,
bajara
el cielo desde la buhardilla.
Porque
la vida no espera. Un instante,
Y
ya es la víspera de Nochebuena.
Luego,
un breve paréntesis, y observa:
El
año nuevo que de pronto llega.
Cae
la nieve, densa, densa,
¿Y
con su andar, sobre sus huellas,
Al
mismo ritmo, con esa indolencia
O
con la misma prisa con que nieva
Es
el tiempo que vuela?
¿Tal
vez un año a otro año sobreviene
Como
cae la nieve
O
como las palabras de un poema?
Cae
y cae la nieve,
Cae
la nieve y todo se extravía,
El
peatón que encanece,
Las
plantas sorprendidas,
La
curva de una esquina.
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Boulevard de París. Gail Sherman Corbertt |
CANCIÓN OTOÑAL
Federíco García Lorca
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.
Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.
La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.
¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?
¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?
¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?
¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?
¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.
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El doctor en la estación. Germasev Mikhail Markianovich |
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