“Tu condición de mujer no te hace distinta y mucho menos te hace inferior a los demás. Eres un ser que goza de los mismo derechos y deberes, recuerda que el respeto se gana con los actos y eres libre de ser quien quieras sin temor al qué dirán”.
Pero tranquilos, que no vamos a hacer aquí ningún relato, que acabe pareciéndose a una justificación de tipo cosmogónico.
Sin embargo, si, recuerdo las primeras celebraciones que llevamos acabo de éste Día. Una España que se abría a un futuro esperanzador, con una juventud que venía empujando y sobre todo con la mitad de la población, que reclamaba el lugar que le correspondía por legítimo derecho en la sociedad. Atrás parecía que quedaban los años del franquismo, que se habían encargado de anular las conquistas conseguidas con anterioridad para las mujeres, y de devolver a la mujer al ámbito de lo familiar. Sin embargo, ni siquiera se consiguió del todo. Bajo el régimen franquista, que propugnaba dedicación femenina a la familia, ya existieron algunas contradicciones. La Sección Femenina era la encargada de inculcar tales principios, mientras sus miembros, que de ello se encargaban, estaban siendo de hecho, “mujeres trabajadoras”. Un poco más adelante, en cuanto, comenzó el despegue económico, las mujeres inundaron, institutos y universidades viniendo a incorporarse rápidamente al ámbito laboral.
Desde luego no se puede olvidar, la importancia de la clase social, a la hora de desenvolver un papel u otro en el mundo de la militancia política o sindical, lo mismo que ocurrió a la hora de poder quedarse con un nivel básico de estudios o seguir hasta alcanzar un nivel que garantizaba una buena cualificación profesional, que a a su vez, era sinónimo de mejora de status social.
Sufragistas en Madrid |
Sigo adelante con el 8 de marzo, que ya se acerca y les prometo que no voy a hacerme pesada, pero si bien, mi anterior escrito era más bien un intento de aclaración histórica, porque nada me fastidia más que aquellos que intentan manipular nuestro pasado, hoy me arriesgo ha dejar aquí algunas de las cuestiones que me trae a la memoria dicha efemérides.
Y es, que tengo la impresión, de que un año más, volverán las denuncias, las estadísticas… todo ello me parece muy bien, pero junto a esto, desde hace algún tiempo, tienden quizás a repetirse tópicos, mucho corta y pega, y en fin… como ocurre en tantos y tantos aniversarios, porque hoy en día no hay fecha del calendario que no tenga su celebración, pasado el plazo todo seguirá igual. No es que yo pretenda descubrir nada nuevo, pero sí que me gustaría aportar algo que escape a todo esto que empieza a convertirse ya en costumbre, y que como tal corre el riesgo de rozar en la rutina. ¿Qué hemos conseguido, estos últimos años? Permitanme que sea un poco pesimista, y de paso, recordar, que ya del teatro griego, nos ha quedado, algunos ejemplos de mujeres de luchadoras, y si no ahí tenemos a la Lisístrata de Aristófanes, llamando a la huelga sexual para reivindicar la paz, o a la mismísima Antígona de Sófocles, que osa desafiar las leyes, reclamando un entierro para el cadáver de su hermano y es que, de lejos nos viene la tradición reivindicativa.
Reunión de mujeres a comienzos del s. XX |
Repartidoras americanas de hielo en 1918 |
Pero tranquilos, que no vamos a hacer aquí ningún relato, que acabe pareciéndose a una justificación de tipo cosmogónico.
Sin embargo, si, recuerdo las primeras celebraciones que llevamos acabo de éste Día. Una España que se abría a un futuro esperanzador, con una juventud que venía empujando y sobre todo con la mitad de la población, que reclamaba el lugar que le correspondía por legítimo derecho en la sociedad. Atrás parecía que quedaban los años del franquismo, que se habían encargado de anular las conquistas conseguidas con anterioridad para las mujeres, y de devolver a la mujer al ámbito de lo familiar. Sin embargo, ni siquiera se consiguió del todo. Bajo el régimen franquista, que propugnaba dedicación femenina a la familia, ya existieron algunas contradicciones. La Sección Femenina era la encargada de inculcar tales principios, mientras sus miembros, que de ello se encargaban, estaban siendo de hecho, “mujeres trabajadoras”. Un poco más adelante, en cuanto, comenzó el despegue económico, las mujeres inundaron, institutos y universidades viniendo a incorporarse rápidamente al ámbito laboral.
Desde luego no se puede olvidar, la importancia de la clase social, a la hora de desenvolver un papel u otro en el mundo de la militancia política o sindical, lo mismo que ocurrió a la hora de poder quedarse con un nivel básico de estudios o seguir hasta alcanzar un nivel que garantizaba una buena cualificación profesional, que a a su vez, era sinónimo de mejora de status social.
Y desde luego, a casi ninguna le fue fácil. La educación recibida y a su vez trasmitida, los inconvenientes legales, y la superioridad machista, hacían en ocasiones la vida imposible a muchas mujeres. Quizás quienes tomaron la avanzadilla, fueron, aquellas que trabajaban en los sectores de la enfermería y la docencia, dicho esto con grandes reservas, puesto que éstas eran consideradas profesiones tradicionalmente femeninas. En las fábricas, las obreras, eran generalmente las grandes explotadas, lo mismo que en el servicio doméstico o en el sector agrario. Afortunadamente tras un gran salto cuantitativo y cualitativo y hoy el panorama es muy diferente.
Pero ¿Cuánto nos ha costado? No es difícil encontrar mujeres profesionales que por lo bajini, se quejan de lo duro que lo han pagado. Han tenido que pelear como leonas en su lugar de trabajo para demostrar su valía y además, soportar con mantener de facto su papel de madres o de cabezas supervisoras de la familia. A pesar de ello, ninguna renunciamos a lo mucho que nos ha aportado en muchos aspectos. En el sector industrial, la crisis las ha castigado doblemente, como mujeres y como trabajadoras. En el sector agrario poco se ha avanzado en el tema de la titularidad de las explotaciones, y el turismo rural, funciona en su mayor parte gracias al esfuerzo de las mujeres, en fin…
No voy a alargarme, estos días lloverán las cifras, los llamamientos, concentraciones, en fin que sobrara la información...
Y no quiero acabar sin hacer una llamada hacia las que sufren acosos, chantajes emocionales y violencias, en el medio laboral y más allá, en el entorno familiar, en el social... Porque las formas que adquiere la violencia pueden llegar a ser muy sibilinas y sutiles y a veces son tan difíciles de detectar...
Para terminar con mejor sabor de boca os confieso que cuando pienso en el trabajo de las mujeres, siempre me viene a la cabeza una canción de Ella baila sola “Mujer florero”. Es lo más irónico que se ha cantado al respecto, y además, las caderas se te van solitas… Aquí os dejo el enlace por si os apetece escucharla
Ella baila sola |
Pero como yo estoy convencida, de que la chispa de la vida, está en ir codo a codo con los hombres, y creo que sólo una colaboración en condiciones de igualdad dará paso a una sociedad mejor, os dejo con este hermoso poema de Mario Benedetti:
Vamos Juntos
Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
compañero te desvela
la misma suerte que a mi
prometiste y prometí
encender esta candela
con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
la muerte mata y escucha
la vida viene después
la unidad que sirve es
la que nos une en la lucha
con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
la historia tañe sonora
su lección como campana
para gozar el mañana
hay que pelear el ahora
con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
ya no somos inocentes
ni en la mala ni en la buena
cada cual en su faena
porque en esto no hay suplentes
con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
algunos cantan victoria
porque el pueblo paga vidas
pero esas muertes queridas
van escribiendo la historia
con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero.
vamos juntos compañero.
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