TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

lunes, 22 de febrero de 2016

22 DE FEBRERO DE 1939 MUERE ANTONIO MACHADO






Esta mañana, que curioso, cuando he visto el día gris y lluvioso, me he acordado del poema de Machado:

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.

Y es que cuando era niña, en días como hoy, no me gustaba ir al colegio. Reconozco que soy de esas personas que necesitamos el sol aún más que la comida, de tal modo, que en los días grises, a mí me gustaría ser como un caracol, que en su caso, sin humedad en el ambiente, cierra su costra, y espera días mejores, en el mío, con un sol radiante que caliente mis huesos y alegre mis ojos. Pues bien, el caso es que al rato, he comprobado, que un 22 de febrero murió en Coillure, mi admirado D. Antonio Machado, que cosas. ¿Existe el azar…? A veces la mente se nos va por vericuetos un poco incontrolables. No voy a entrar en explicar la biografía de nuestro gran poeta, sería absurdo, cualquiera la conoce o puede encontrarla con gran facilidad. En lo que sí me apetece detenerme, es en algunos aspectos de su vida que siempre me han interesado. A pesar de haber nacido en Sevilla en 1875, en 1883 se traslada con su familia a Madrid, y con 8 años, comienza a estudiar en la Institución Libre de Enseñanza. Se rodea pues, de lo mejorcíto, de la élite intelectual del país. A continuación, pasará a la pobreza al arruinarse su padre en 1895. Tiene entonces una etapa en el Madrid bohemio del momento, trabaja incluso como actor. Viajará a París en 1899 y 1902. Luego, formalizado llega a Soria como profesor y conoce a Leonor Izquierdo, su gran amor, (ella tenía 15 años y él 34), se casan en 1909, pero ella muere en agosto 1912. Él se hunde y pide traslado a Baeza. 



Pero se va radicalizando, en Baeza se ahoga y vuelve a pedir traslado, esta vez a Segovia. Allí tiene mucho más ambiente, amigos, tertulias, etc… conoce a “Giomar”, Pilar Valderrama, una burguesa de Madrid, poetisa, casada, con tres hijos que será un amor clandestino. 
Es en Segovia donde le coge la llegada de la República, a él, un republicano significado, y se traslada a Madrid. Fue iniciado masón en la logia Mantuana de Madrid A partir de entonces, vive los avatares de republicanos y de la guerra civil, en compañía de su familia, irán trasladándose, vivirán temporalmente en Valencia hasta su partida al exilio. Su muerte fue muy trágica. Una huida tan lamentable como la de cualquiera de las que vemos en los reportajes, con su madre, doña Ana Ruiz, su hermano José y la esposa de éste, teniendo que abandonar las maletas por el camino. A fin recabaron en Coillure, en la habitación nº 5 del hotel Hotel Bougnol-Quintana donde falleció. En la cama de al lado estaba su madre, que ni se enteró porque había entrado ya en coma…


Triste, muy triste. Pero una vida como casi todas, con triunfos y profundas decepciones. Conocemos bien los hechos por ser un famoso poeta de una reconocida familia de escritores. Pero a mí, que me produce una inmensa pena, y que he visitado su tumba, siempre me hace pensar en todos aquellos que cruzaron las fronteras para acabar en campos de internamiento, en los que terminaron formando obligatoriamente parte de la Legión Francesa, en los que fueron trasladados a campos nazis, en los que no llegaron a cruzarlas… en tantos y tantos.



Y tampoco puedo olvidar a lo que se quedaron, obligados a pasar una postquerra heladora, llena de hambre, miseria, piojos y sobre todo de falta de dignidad. Y es que las guerras no traen nunca buenas consecuencias, a pesar de que los vencedores, sean del signo de sean, traten de disfrazarlos. De ellas siempre sale lo mismos: Lutos que se hacen sufrimientos inagotables, poblaciones diezmadas, jerarcas que se reparten el poder y un pueblo empobrecido que tarda décadas en volver a revivir. Y eso sí, heridas infectas, con el pus del odio, que son más difíciles de cicatrizar que otras enfermedades que se llevan a sus dueños a la tumba. 




fotos www.antoniomachadoensoria.com/FOTOSMACHADO.htm#.VsrpW_LhDIUde http:/

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