TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

miércoles, 17 de febrero de 2016

UN DIA COMO HOY QUEMARON A GIORDANO BRUNO

"Porque en las luces busqué de la verdad,
No en vuestra falsa ciencia que el pensamiento abruma
Con dogmas y con mitos robados a otra edad,
Sino en el libro eterno del Universo mundo".
 G. Bruno

Escultura de G. Bruno en el Campo de Fiori, Roma 
Un 17 de febrero del año 1600, moría en la hoguera Giordano Bruno, uno de los personajes históricos que más me han atraído, por la incomprensión y la injusticia con la que fue tratado. Permitídme aunque solo sean, unas breves líneas para recordarlo. Había nacido en Nola, (por eso también se le conoce como El Nolano) Italia en 1548, y su verdadero nombre era Filippo pero al ingresar, en 1565, en la orden de los dominicos, lo cambió, según era costumbre, por el de Giordano. Con catorce años lo enviaron a Nápoles a estudiar. Fue ordenado sacerdote en 1572 y doctor en Filosofía en 1575. Sin embargo, Giordano, a pesar de haberse formado en la filosofía aristotélica y tomísta, era un espíritu libre y comenzó a plantearse grandes cuestiones: pensaba que las personas de la Trinidad eran atributos de Dios, y que éste era la misma alma universal y el sembrador de naturaleza (todo esto, citado de forma muy simple). Pronto tuvo problemas. Abandonó la orden dominicana en 1576, cuando ya era buscado para ser llevado a juicio. Viajó entonces por Génova, Touluose, París y Londres, dando clases en la Universidad de Oxford. En 1585 tuvo un debate público en el College de Cambrai con seguidores del aristotelismo donde además de ser tratado como un fantoche, fue agredido físicamente por lo que salio del país. Expuso sus ideas en las Universidades de La Sorbona, Wittemberg, Praga, Helmstedt, y también estuvo en Ginebra, Francfort y Zurich. En 1591 acudió a Venecia invitado por Mocenigo para que le enseñase el arte de la memoria, sin embargo, fue éste quien le denunció a la inquisición por hereje. Lo llevaron a Roma, donde estuvo preso siete años. El 20 de enero de 1600 el papa Clemente VII lo entregó a las autoridades civiles y el 8 de febrero se le comunicó la sentencia a muerte por hereje, se le expulsó de la iglesia y se quemaron públicamente sus obras. El 17 de febrero de 1600, en una pira en el Campo de Fiori, Giordano Bruno fue quemado públicamente. En el mismo lugar de la quema, se levanta hoy una hermosa escultura del siglo XIX. Giordano fue uno de los pioneros en descubrir el heliocentrismo, aunque no por una vía muy acertada, pero arriesgó, y es que sólo quien se atreve a pensar libremente consigue intuir más allá de donde la masa dirigida es capaz de mantenerse.
En el año 2004, en Huesca, pudimos ver una obra de teatro excelente: "La última noche de Giordano Bruno" de Azar Teatro, en ella expresaban claramente todo el tormento vital que nuestro personaje cargaba sobre si mismo. Si os apetece, podéis acercaos a él de una forma sencilla. Morris West, escribió una magnifica novela, "La última confesión" que supone un lucido y certero acercamiento a la persona y el pensamiento de Giordano Bruno. En su celda escribió un hermoso poema del que para no alargar , únicamente he extraído una pequeña parte:

“… Decid a vuestro Papa, vuestro señor y dueño,
Decidle que a la Muerte me entrego como a un sueño,
Porque es la Muerte quien nos conduce a Dios.
Mas no a ese Dios siniestro, con vicios y pasiones
Que al hombre da la vida y, al par, su maldición,
Sino a ese Dios-Idea que, en mil evoluciones,
Da a la materia forma, y vida a la creación.
No al Dios de las batallas, sí al Dios del pensamiento,
Al Dios de la conciencia, al Dios que vive en mí,
Al Dios que anima el fuego, la luz, la tierra, el viento,
Al Dios de las bondades, no al Dios de ira sin fin.
Decidle que diez años, con fiebre, con delirio,
Con hambre, no pudieron mi voluntad quebrar,…”
                                                (fragmento del poema de G. Bruno A mis Verdugos)

Escultura en el atrio de l Universidad de Nápoles

1 comentario:

  1. Es lo que tiene el pensamiento totalitario, que no admite discrepancias. Lo más indignante es que el totalitarismo religioso pasó después a los sistemas comunistas y ahora campea en los partidos políticos.
    Agradablemente me sorprende tu Blog.
    Un saludo

    ResponderEliminar