TEMPUS FUGIT

Igual que nuestros antepasados se reunían y contaban historias, avatares cotidianos, "sucedidos", les llamaban... o aquellas cuestiones que les interesaban, me apetece utilizar este soporte contemporáneo, para hacer más o menos lo mismo. Y es que en el fondo muchas de las ansias de los seres humanos siguen siendo las mismas: amar, comunicar, tener cubiertas sus necesidades básicas... Y en medio de todo eso, el eterno dilema entre Ética y Estética para conseguir seguir adelante... para VIVIR.

lunes, 1 de febrero de 2016

A MI PRINCESA DE LOS SUEÑOS



Cada vez vivimos más, pero eso no significa que lo hagamos mejor. Las demencias, y unas cuantas enfermedades, que por lo demás, no son exclusivas de la vejez, penden sobre nosotros como una espada de Damocles. Por desgracia, nuestras formas de vida y nuestros servicios sociales, todavía no se han adaptado a la nueva realidad. Se parchean las situaciones como buenamente se puede. Surgen tensiones familiares, sufrimientos sicológicos y problemas económicos derivados del cuidado de los enfermos... y eso en situaciones que podríamos tachar de "normales". Porque en ocasiones, algunos ancianos y enfermos son literalmente abandonados o acaban viviendo en unas condiciones que pueden considerarse como carentes de total humanidad.


Ofelia de John Everett Millais

Mi madre lleva años enferma de alzheimer. Un día, desde el dolor y la impotencia le escribí el poema que aparece abajo y que hoy comparto con vosotros. Doy por sabido su carencia de calidad poética, pero creo  que todos aquellos que saben de este tipo de enfermedades, podrán interpretarlo. 


La Piedad invertida o la  Madre muerta. Javier Castillo Zurita


Princesa de los Sueños


Duerme, mi amada Princesa de los Sueños, duerme.
Me turba contemplar su rostro, tan cercano y a la par tan alejado.
¿Con que sueñas Princesa?

Tanto tiempo llevas mecida por la nana del interludio,
que en ocasiones me cuesta rescatar de los recuerdos,
como fuiste, como eras, de tan llena de vitalidad y de alegría.

Recurro entonces a mi memoria, a veces casi tan dispersa
como el cereal que se avienta tras la trilla,
y entonces me quedo con el grano,
con todo lo mejor que hemos compartido.

Mi amada Princesa de los Sueños,
¿Cómo llegaste a tal fragilidad, que ni la Princesa del Guisante te hace sombra?
¿En qué praderas trotan los bisontes de tu mente?
¿Hacia dónde te han llevado?

No sabes cuánto evoco tu ternura, añoro incluso alguna reprimenda…
Todo con tal de tenerte entre nosotros.
Pero lo que sostengo entre mis brazos,
lo que solo tan suavemente puedo besar y acariciar
me obliga a una praxis que se impone.

¡Y que amargo es esto de empezar a elaborar duelos por muertos que todavía viven!
Cuantas preguntas sin respuestas,
cuanto tiempo derrochado, amada Princesa de los Sueños.

Sólo, de tarde en tarde me consuela, que la realidad se ha vuelto tan amarga,
que prefiero que no puedas ya palparla, y que solo mediante mimos y cuidados,
te mantengas como párvulo recién llegado al mundo,
ajeno e ignorante a la vida que le rodea y al futuro que le espera.


Por eso mientras puedas: Duerme, mi amada Princesa de los Sueños, duerme.


Mujer Durmiendo. Salvador Dalí






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