¡ALZAOS, PUES , MUJERES DE HOY! ALZAOS, TODAS AQUELLAS MUJERES QUE TENGÁIS CORAZÓN, QUE HAYÁIS SIDO BAUTIZADAS CON AGUA O CON LÁGRIMAS
Julia Ward Howe, 1819-1910
Es sabido que las guerras son una maldición. Pero también, un cochino negocio, una forma inhumana de reequilibrar poblaciones, de reorganizar fronteras, en fin… un recurso primario, o muy sofisticado, con el que los gobernantes, miden sus fuerzas, y tratan de imponer sus hegemonías.
Pero
la guerra, es también como esos jardines con forma de laberinto, que nacieron en
la Inglaterra del siglo XVII, cuando el
barroco abrumaba los gustos cortesanos y que más tarde se pondrían tan de moda.
Y digo esto, porque uno se mete en ellos con una intención, pero puede darse la
circunstancia de que nunca encuentre la salida adecuada, o bien, la de que buscando
ésta, se deje, por el camino muchas más fuerzas de las que en el inicio hubiese
calculado. En principio, quien declara una guerra, lo hace porque piensa
ganarla. Craso error. Pero aún en el caso de que esto suceda, las guerras
arrastran toda una serie de perversiones, que hoy solemos llamar “daños colaterales”. Dejando al margen
lo que puedan suponer en bajas y daños en el terreno militar, que no es poco,
estos daños, a los que yo me atrevo a calificar, de auténticas degeneraciones,
dada la ferocidad que suelen llegar a alcanzar, no terminan con la propia
guerra, sino que en muchos casos, una vez firmada la paz bajo cualquier forma jurídica
que ésta adquiera, siguen afectando a la población.
Hoy
no voy a tratar de como afectan a los niños, ni a los ancianos, ni a los enfermos, ni a los prisioneros de guerra. Hoy querría tener un recuerdo para las mujeres, que por
algo, desde antiguo han sido apodadas como “el descanso del guerrero” Para
hacerlo sin alargarme en demasía tomaré tres ejemplos y ni siquiera no me voy a
remontar a los tiempos de los llamados pueblos bárbaros. No, no hace falta
traer a colación al famoso Atila. Me quedaré en el cercano siglo XX y más aún,
en el que estamos.
En
primer lugar quiero recordar a las mujeres que fueron convertidas en esclavas
sexuales para el ejército imperial japonés. Desde el siglo XIX, Japón mantenía,
una guerra de expansión contra China habiéndose anexionado varias regiones. Ésta
siguió a comienzos del siglo XX con gran crueldad. Pues
bien, se calcula, que sólo entre 1930 y 1940, los japoneses, pudieron, masacrar
nada más y nada menos a unos 30 millones de filipinos, malayos, vietnamitas, camboyanos,
indonesios y birmanos, y , en torno a 23 millones de personas de etnia china. En esta coyuntura,
fueron arrebatando a las mujeres como esclavas sexuales para las tropas en la línea
de combate.
Según iba avanzando
el frente ellos iban organizando una red a la que llamaron “casas de consuelo”
o “confort stations”. Allí, fueron
encerrando a las “confort women” o mujeres de consuelo. Estas casas de consuelo
eran auténticos prostíbulos en los que las mujeres de consuelo que habían sido
previamente secuestradas trabajaban en régimen de total esclavitud. Entre sus
argumentos estaban los de que había que aumentar la moral de las tropas, la
prevención de las enfermedades de trasmisión sexual y la de evitar así las
violaciones en masa… De acuerdo con la Fiscalía de Tokio, más de 20.000 mujeres
y niñas fueron violadas durante las primeras semanas de la ocupación japonesa
de la ciudad china de Nankín. Japonesas chinas y coreanas fueron las que más
sufrieron esta situación y parece que alrededor del 75% de ellas murieron
durante la guerra. Todo permaneció oculto hasta que en 1991 una mujer coreana de
63 años se atrevió a denunciarlo. Conozco personalmente a dos mujeres, una
española y otra japonesa, que trabajaron con ancianas que habían sufrido estas
vejaciones, y que dado la pudorosa forma de ser de los asiáticos, no se habían
atrevido a verbalizarlo nunca hasta que se descubrió todo. Me contaban de la
vergüenza sufrida por si alguien llegaba a conocer su secreto. Temían más eso,
que todo el horror que habían pasado y las secuelas que les habían quedado.
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"Rapto de las hijas de Leucipo" Rubens |
Tampoco
salieron bien paradas las mujeres alemanas cuando terminó la II Guerra mundial. De acuerdo, habían sido las mujeres
del Tercer Reich, pero ¿tenían que ser ellas las más humilladas?, ¿tenía que ser a
ellas a quienes se les arrancase completamente la dignidad, por el mero hecho de ser mujeres
alemanas? Se atribuye a Ilya Ehrenburg, Jefe de propaganda del Ejército Rojo, la
siguiente arenga: "¡Soldados del
Ejército Rojo, arrancad por la violencia el orgullo racial de las mujeres
alemanas!... ¡Violad, destruid, matad!". De este modo, tras la toma de Berlín por el Ejército
Rojo, la ciudad se convirtió en un auténtico infierno para las mujeres fuese
cual fuese su edad, estado y condición. Desde niñas de siete años hasta
ancianas y enfermas eran violadas múltiples veces y por hasta diez y quince
salvajes consecutivamente. En bastantes ocasiones más de una llegó a morir. Sin
llegar a tales excesos, también participaron de las violaciones soldados
ingleses y americanos… Los aliados.
Y
el último ejemplo todavía es más cercano en el espacio y en el tiempo. En el
conflicto de Bosnia, desde 1992 hasta 1995, entre 25.000 y 60.000 mujeres
fueron violadas en Bosnia y Herzegovina. A estas alturas las cifras todavía no
estás lo suficientemente claras. Lo que sí se puede afirmar rotundamente, es
que éste hecho, no sólo obedeció sólo a razones de satisfacción de índole sexual.
Se trataba de una guerra con un trasfondo étnico y territorial muy fuerte. Por eso,
las violaciones obedecían a un fin superior
determinado. Se trataba de imponer la limpieza étnica por parte de serbios y
serbobosnios contra la población bosnia, de mayoría musulmana, para ello, era
esencial acabar con la mujer bosnia como base de la familia musulmana. Es por
ello, por lo que las violaciones en la
guerra de Bosnia, se ejecutaron en campos de concentración femeninos muy bien un
organizados y repartidos por todo el territorio, en donde mujeres en edad de
procrear, junto a ancianas y niñas eran violadas, y torturadas.
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"Piedad
de la Guerra" Max Ginsburg http://elhurgador.blogspot.com.es/
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Para
terminar un recuerdo para todas esas niñas africanas que son secuestradas solas
o en grupo, más de 2.000 en tan sólo, un año por el grupo Boko Haram y son repartidas por varios paises, para servir de
esclavas, casarse obligadas o integrarse en el ejército de manera forzosa…
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Estudiantes de Nigeria secuestradas
por islamistas Foto: AFP
http://www.lanacion.com.ar/
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Las
guerras son heridas que a veces no cicatrizan nunca. Quienes las ordenan y
controlan no se ensucian las manos, no huelen la sangre, ni el humo de los
incendios, tampoco cavan fosas, pero cae sobre ellos la mayor de las
responsabilidades: la de todos y cada uno de los muertos y la de todas y cada
una de las víctimas de daños colaterales.
Frente a esto no cabe justificación.
La guerra justa no existe.
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